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VÍDEO| Prueba del Volkswagen Polo 2022: reflejos del Golf

La actualización del Polo tiene cada vez más apariencia de Golf. Nosotros lo hemos probado con el motor de 110 CV y caja DSG pero ya estamos contando las semanas para poder sentir de nuevo las siglas GTI.

Vender 18 millones de unidades en casi medio siglo ya debería dar muestras de su importancia. Si además los dos únicos que te se superan son el Golf y el Beetle poco más se puede añadir, ¿no? Así es la historia del Volkswagen Polo, o lo que es lo mismo, el tercer modelo más importante de la firma alemana como bien hemos relatado. Un vehículo que surgió para satisfacer las demandas de los clientes que querían tener la misma estética que un Audi 50 pero no podían pagar su precio. Su popularización también se dio gracias a su contenido tamaño pues la primera generación superaba por poco los 3,5 metros, es decir 20 cm menos que el Golf. Desde entonces, el utilitario germano ha sabido hacerse un hueco tanto en el corazón el conductor como de su categoría en donde siempre ha sido considerado uno de los grandes referentes (como le ocurre precisamente al Golf en el segmento C).

Con todo, son seis ya las generaciones que se han comercializado a lo largo de la historia. La sexta surgió hace poco más de cuatro años y aunque su éxito comercial no ha sido tan elevado como en épocas pasadas (el mayor número de rivales quizá ha tenido mucho que ver) eso no hay impedido que siempre esté situado dentro del Top ten. Para intentar recuperar el lugar que le corresponde, Volkswagen acaba de actualizar esta sexta entrega retocando aspectos claves como el diseño, el equipamiento o la tecnología así como ofreciendo importantes modificaciones en su gama mecánica.

Un mini Golf

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Comenzando por lo que salta a la vista, esta actualización Polo sufre el que podríamos denominar “síndrome del Golf”. Y es que si bien la sexta entrega ya se había acercado estéticamente a su hermano mayor, con esta renovación las semejanzas son mucho mayores. Nuevos son tanto los paragolpes, como las llantas de aleación o la paleta de colores. Pero si hay un aspecto que le aproxima a su hermano mayor ese es el apartado lumínico. Mucho más estilizadas en su zona delantera pueden llegar a ofrecer tecnología y iQ.Light matricial en opción sumando además la misma tira LED que cruza la calandra estrenada por el Golf. Las traseras, por su parte, estilizan también su diseño y se incrustan directamente un portón en el que el nombre del modelo se coloca en la zona central, justo bajo el logotipo.

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Modificaciones que se enfatizan aún más con el acabado R-Line que monta nuestra unidad y que está enfocado a ofrecer un aspecto más deportivo. Específicos son diferentes molduras en negro de los paragolpes o marcos de las ventanillas, los escapes simulados traseros o las llantas de aleación de 17 pulgadas. Igualmente, tanto el equipamiento de serie como el opcional es más completo. Para finalizar, comentar que las dimensiones no varían nada con respecto al Polo saliente por lo que este utilitario mantiene sus 4,07 m de largo.

Digitalizado

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De puertas para dentro los cambios se centran principalmente en el aumento de la conectividad. En este sentido, suma de serie un cuadro de instrumentos digital de 8 pulgadas que puede aumentar hasta las 10,25 sumando con el Digital Cockpti Pro de este acabado. La pantalla central también incrementar su tamaño y puede llegar a ser de 9,2 pulgadas si sumamos los sistemas Discover Media o Discover Pro (el de nuestra unidad) con los que incluso supera al Golf en manejo. Porque ofrece un funcionamiento más rápido e intuitivo sumando además el asistente vocal que responde al comando de “Hola, Volkswagen”. Nuevo es también el volante multifunción con un aspecto más moderno aunque si hay un elemento a destacar de este puesto de conducción es sin duda el sistema de climatización.

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No, no es para comentaros que se integra en la pantalla central (por fortuna) sino que al pensar en este nuevo Polo los diseñadores han elevado todavía más las miras fijándose en modelos de corte más alto dentro de la gama, en concreto el Tiguan o el nuevo Arteon. Y es que dichos mandos pasan a ser ahora táctiles. Una función que resulta muy vistosa cuando lo manejamos en parado pero que nos ha dado la sensación de ser menos intuitiva cuando estamos en marcha. Donde esté un botón que se quite todo lo demás.

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En lo que calidad se refiere este actualizado Polo también ha mejorado ligeramente introduciendo nuevas molduras decorativas aunque mantiene el uso de plásticos duros tanto en la parte frontal como en los paneles de las puertas situándose ahora un punto por debajo quizá del Ibiza. En lo que habitabilidad se refiere nada cambia con una zona trasera apta para dos adultos, que contarán además con dos puertos USB-C, mientras que el maletero mantiene su excelente capacidad con 351 litros situándole los puestos de cabeza de su categoría, superado únicamente por el Ibiza y el nuevo Fabia.

Gana la razón

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Una dupla con la que está actualizado polo comparte su plataforma, la MQB-A0 del Grupo con la que aumentó considerablemente su agilidad. En este apartado, la dinámica, el renovado Polo no ofrece cambios. Ni siquiera este acabado R-Line le aporta una puesta a punto más deportiva, más allá, quizá, de notar unos amortiguadores algo más firmes. Sí suma de serie un selector de modos de conducción con varios programas, incluyendo uno Individual que nos permitirán adaptar a nuestro gusto los diferentes parámetros del vehículo: dirección, caja de cambios, respuesta del acelerador….

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Ahora bien, lo realmente reseñable llega bajo el capó porque esta renovación ha servido para despedirse de los motores diésel. Una decisión que no comparto pero que tiene lógica al ver que el mix de ventas de este combustible en dicho segmento se está reduciendo cada vez más. Lo que sorprende es que Volkswagen no pensase en la posible electrificación de esta plataforma pues, como le ocurre al Ibiza, al Fabia, al Arona o al Kamiq, ninguno puede sumar un sistema micro-híbrido. Una posición de desventaja frente a la mayoría de rivales que sí cuentan con el sello ECO. Pegatina que el Polo tendrá, previsiblemente, con la llegada de una versión TGI alimentada por Gas Natural.

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En un futuro próximo también llegarán los motores de acceso, el de 150 CV y el descomunal Polo GTI que ya ha sido presentado y que mantendrá viva la llama de los mini hot-hacht gracias a los 207 CV de su 2.0 TSI. Volviendo al presente, de momento la gama se compone por las versiones (de gasolina) de 95 y 110 CV, ambas a partir del bloque de tres cilindros 1.0 TSI de contrastado éxito dentro de la marca.

Para esta prueba, nosotros hemos optado por el más potente, el de 110 CV que por ahora solo se asocia a la caja de cambios automática DSG de siete velocidades (el de 95 también opta por la manual de cinco relaciones). Si bien en condiciones normales el grueso de ventas vaya a parar a la futura versión con transmisión manual de seis marchas (el ahorro será de unos 1.500 euros), lo cierto es que sumar este DSG le aporta un equilibrio perfecto entre prestaciones y confort.

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Tiene un 0 a 100 km/h de 10,4 segundos y una velocidad punta de 195 km/h, valores más que correctos para una combinación que apuesta por la progresividad más que por la contundencia. Cualidades a los que se suma un consumo bastante razonable pues si bien el homologado cifra 5,6 l/100 km, en circulación real y alternando varios escenarios hemos llegado a medir 6,3 l/100 km. Cifra que puede aumentar hasta los 8 l/100 km abusando del modo Sport y rebajarse hasta los 5 l/00 km haciendo lo propio con el modo Eco, aprovechado el movimiento por inercia y rodando mucho por carretera.

En definitiva

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Esta renovación del Polo llega con un restyling de libro. Suma un diseño mucho más aparente, claramente influenciado por el Golf, un interior más tecnológico y con soluciones de modelos de corte alto así como un comportamiento equilibrado y un equipamiento bastante completo. Todo ello será bien recibido por su amplísima comunidad de fans, la misma que ha sabido cimentar a través de las décadas con un producto fiable y con cierto toque chic. Sin embargo en una categoría cada vez más electrificada y, sobre todo, más próxima en lo que a calidad general se refiere, habrá quien vea excesivo pagar los 21.235 euros de los que parte con el motor de 95 CV y acabado Life o los 26.580 euros de este R-Line de 110 CV con DSG (un Ibiza FR con la misma configuración cuesta 1.830 euros menos).

¿Preparado para lo siguiente?

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