Dodge Charger

Junto con algunos modelos de la competencia, como el Ford Mustang, el Pontiac Firebird o el Camaro de Chevrolet, el Dodge Charger caracterizó la era de los automóviles que en poco tiempo serían conocidos como los «muscle cars».

Con un poco de tuning, el Dodge

Charger se convierte en una máquina de carreras Los denominados «muscle cars» - con un precio de adquisición inferior al de un deportivo y unas dimensiones más bien compactos para los estándares norteamericanos –, se caracterizaban sobre todo por sus motores V8 de gran potencia y su enorme cilindrada que con escasos conocimientos de tuning se podía incrementar con facilidad. El Dodge Charger también se convirtió en la máquina de carreras ideal tanto para la calle como para el circuito. Con el Charger en el mercado y la presentación poco después del Super Bee o Challenger, la casa Dodge había incluido una amplia gama de coupés deportivos en su oferta de vehículos, logrando así que la marca Dodge adquiriera un perfil más deportivo dentro del grupo Chrysler.

Los Dodge Charger construidos hasta son 1972 se consideran clásicos

Las primeras generaciones del Dodge Charger, sobre todo el modelo superior Charger R/T con todas sus bandas decorativas, fueron el máximo exponente de los «muscle cars» gracias a su parrilla continua y a su diseño cada vez más parecido al de los coches de carreras. Por este motivo, entre los aficionados a este género los modelos construidos hasta 1972 se consideran clásicos, no sólo en los EE.UU. sino también en Europa, y sus precios suelen ser bastante elevados en función del estado en el que se encuentren. Sin embargo, la primera mitad de los años 70 marcó tanto el apogeo como el final de una era. Sus motores de 7,0 litros de cilindrada demostraron estar cada vez más desfasados y ser demasiado caros en el mantenimiento. Además, los fanáticos de los «muscle cars» también se hicieron mayores y se acostumbraron al confort que ofrece otro tipo de vehículos. Dodge reaccionó sacando al mercado unos coupés cada vez menos potentes, pero cuyo equipamiento interior se parecía más al de los grandes coupés de lujo. Con todo, sus cifras de ventas cayeron y en 1978 se suspendió la producción del Dodge Charger, como coupé deportivo, en favor de la fabricación del Dodge Magnun.

En los años 80, los automóviles compactos recibían la etiqueta de «Charger»

En los años 80, Dodge aprovechó la legendaria denominación Charger para dar nombre y revalorizar su nueva clase compacta, los Dodge Omni. Los modelos, con motores más potentes, spoiler y chasis deportivo, se comercializaron incluso como Charger Shelby, a pesar de que ni versión turbo presentada en 1985 desarrollaba más de 109 (145 CV). El hecho de colgar la etiqueta de «muscle car» a automóviles pequeños, como el modelo básico de aquellos años, cuyo propulsor de 4 cilindros desarrollaba 47 kW (64 CV), no pareció resultar una estrategia de marketing realmente exitosa. En 1987 se suspendió definitivamente la producción del Charger compacto.

En 2005 se fabrica una reedición del Charger en versión berlina con un motor V8

No fue hasta el año 2005 cuando el fabricante presentó, casi veinte años después, un nuevo modelo con la antigua denominación Charger. En esta generación, el antiguo coupé deportivo se ha convertido en una berlina de 4 puertas adornada con el habitual frontal moderno de Dodge y su parrilla elevada. En el aspecto estético recuerda en gran medida al Chrysler 300 C con el cual comparte plataforma de diseño. Al menos la motorización del modelo superior, el Dodge Charger SRT, nos hace recordar su pasado deportivo gracias a su motor V8 que, en ese acabado, desarrolla 317 kW (431 CV).