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Prueba: Porsche Cayenne Diésel – ¿Es grave, doctor?

¿Más de 1.000 kilómetros de autonomía en un Porsche? Llenar el depósito y ver cuatro dígitos en el ordenador de a bordo me hizo pensar que estaba delirando.

Mi angustia fue en aumento al comprobar que me encontraba a los mandos de un vehículo con el escudo de la mítica marca de Stuttgart al frente…pero ¡diésel!, así que creí haber perdido completamente la cabeza. Acudí de inmediato al médico y, por suerte, me aseguró que no tenía de qué preocuparme, todo estaba en orden… Siempre se ha dicho que hay casos en los que la realidad supera la ficción y cuando Porsche anunció que habría una versión diésel del Cayenne, más de uno se llevó las manos a la cabeza. Podemos recordar, por enésima vez, la famosa frase pronunciada en el año 2002 por Wendelin Wiedeking, presidente de la firma alemana hasta hace apenas unos días (cuando se anunció su cese), en la que afirmaba “¿Un motor Diesel en el Cayenne? Nuestros estudios demuestran que no tiene sentido”.

El panorama automovilístico actual ha tirado por tierra todo lo previsto en aquellas fechas y la reciente llegada de una motorización diésel para el todoterreno alemán parece una decisión acertada y coherente, si tenemos en cuenta los beneficios que los gobiernos europeos dan en favor de los vehículos de gasóleo. Además, Porsche contaba con un as guardado en la manga; aprovechando su participación en el grupo VAG como uno de los accionistas más importantes, tomaba “prestada” la mecánica V6 TDI de 3 litros y 240 CV utilizada en otros modelos de Audi o Volkswagen, lo que garantizó aún más la viabilidad de un proyecto calificado como absurdo en sus inicios.

El resultado es un vehículo que poco o nada tiene que envidiar a su pariente más cercano, el Cayenne V6 de gasolina, a lo que hay que sumar un consumo notablemente inferior de combustible aún teniendo unas prestaciones similares.

Nada que lo delate

Por fuera, prácticamente no encontramos ningún elemento que lo distinga respecto al resto de la gama y nos indique que estamos ante la versión diésel. Así, como sucede con cualquier Cayenne, su imponente y musculosa figura destaca por encima de todo. Llaman la atención, además, la calandra con los intermitentes integrados, la forma de los grupos ópticos, el alargado capó y la gran entrada de aire frontal.

La mayoría de gente está familiarizada con su aspecto puesto que el Cayenne lleva rodando por las carreteras más de seis años (vio la luz allá por 2002), aunque no debemos olvidar que fue renovado a principios de 2007 e introdujo diversas mejoras y nuevas opciones de equipamiento el pasado año.

Sin cambios por dentro

En el habitáculo, todo es de sobra conocido, la “novedad” más importante la encontramos en el rango del cuentarrevoluciones; el límite de giro está fijado en 6.000 vueltas y la zona roja comienza a partir de las 5.000. Una peculiaridad que alguno puede que desconozca es la ubicación de la llave de contacto, situada en la parte izquierda del volante, como es habitual en Porsche. Al puesto de conducción apenas se le pueden poner pegas. Es muy fácil encontrar la postura adecuada gracias a las posibilidades que brindan los reglajes eléctricos para ajustar la posición del asiento y el volante. Unos asientos que sujetan bien el cuerpo y proporcionan un elevado nivel del confort.

Como en el resto de la gama, el espacio es uno de los puntos fuertes de este SUV de lujo. En las plazas delanteras apenas notaremos el paso de los kilómetros ni echaremos en falta mayor amplitud o comodidad. Las plazas traseras, por su parte, pueden acoger a tres adultos de más de 1,80 sin problemas, si bien el espacio para las piernas o la anchura no es superior a lo que ofrecen otros modelos de similar tamaño y características. La mayor pega reside en el respaldo central, el cual resulta incómodo para desplazamientos y trayectos prolongados; por lo demás, poco o nada que objetar.

Calidad de realización

El aspecto interior de nuestro protagonista presenta un nivel indiscutible, aunque hay ciertas cuestiones que no ocultan que se trata de un modelo que “nació” hace años. Es el caso de la pantalla monocroma que encontramos en el cuadro de instrumentos, sustituida por una a color y de mayor tamaño en otras versiones del Cayenne. El ajuste de los materiales y las diversas piezas es más que correcto. La mayoría es agradable al tacto y no tanto a la vista como es el caso de los mandos plateados utilizados para controlar el sistema de climatización o los pulsadores encargados de modificar las diversas configuraciones del coche. Sin duda, un aspecto a destacar es la gran cantidad de puntos de iluminación que encontramos repartidos por todo el habitáculo.

La capacidad del maletero tampoco sufre variación alguna. Nuestra unidad de pruebas contaba con un botón de apertura y cierre automáticos del portón (715 €). Tiene un volumen de carga de 540 litros, cifra que puede aumentar de forma considerable hasta los 1.740 si abatimos los respaldos posteriores. Sus formas son muy aprovechables y encontramos diversas guías en su interior que nos permiten colocar diversos accesorios para facilitar la carga y el transporte de nuestro equipaje. Debajo encontramos la rueda de repuesto, de emergencia y sólo para uso temporal.

En el punto de mira

Como decíamos al inicio, el Porsche Cayenne diésel equipa el conocido motor V6 de 3 litros de cilindrada y 240 CV de potencia. Es el mismo que llevan, entre otros, algunas versiones del Audi Q7 o el Volkswagen Touareg, aunque según la firma alemana, ha sido retocado y optimizado reduciendo sensiblemente su consumo (alrededor de medio litro) y las emisiones de dióxido de carbono. Las mejoras llevadas a cabo se basan principalmente en un nuevo colector de admisión y pequeños cambios en el sistema de inyección. Gracias a dicha motorización, este Porsche alcanza una velocidad máxima de 214 Km/h, realiza la maniobra del 0 a 100 Km/h en 8,3 segundos y para el crono en un “sprint” de 0 a 1.000 metros en 29,4 s.

Estamos ante una mecánica que mueve con suficiencia a este gigante teutón. Su respuesta es lineal y casi inmediata lo que nos permite movernos con total soltura por todo tipo de terrenos. Puede que a algunos les sepa a poco para tratarse de un Porsche y es cierto que podemos echar en falta algo de potencia en determinadas situaciones. Se podría esperar algo más de empuje sobre todo en la parte alta del cuentarrevoluciones, pero no debemos olvidar que 2.315 Kg. de peso no facilitan la tarea precisamente. A nivel personal, una de las cosas que más me ha sorprendido es la ausencia de vibraciones y el peculiar sonido que se percibe sobre todo en el interior, nada que ver con el de sus homólogos Q7 y Touareg.

Desde fuera se escucha cierto ruido a diésel pero no de manera tan evidente como sucede con la mayoría de mecánicas de gasóleo. En el habitáculo el sonido que se aprecia descoloca por completo; no corresponde a un diésel y para más inri, en fases de aceleración, aunque con matices, recuerda a un gasolina. Es más, apuesto a que nadie sería capaz de averiguar su naturaleza desde dentro.

Centrándonos en el tema del consumo, el Cayenne diésel homologa un gasto de combustible medio de 9,3 l/100 Km, una cifra muy por debajo de lo que anuncian el resto de versiones de la gama. Como es lógico, el que más se acerca es su “hermano” V6 de gasolina, que declara 12,9 (3,6 litros más). En conducción deportiva los registros llegan a superar los 20 litros, sin embargo a un ritmo normal, en vías rápidas, manteniendo un ritmo constante de unos 120 Km/h, la media que marcó el ordenador de a bordo se situó en 13,3. Con una capacidad de 100 litros, es evidente, por tanto, que llenar el depósito y observar con satisfacción que podemos recorrer más de 1.000 kilómetros no es ni mucho menos una utopía.

Intachable

El comportamiento por todo tipo de terrenos de la versión diésel hereda todas las virtudes propias del resto de la gama. No podemos olvidar que estamos conduciendo un SUV de más de dos toneladas, con las lógicas limitaciones que eso conlleva (mayores inercias, transferencias de peso etc.) Sin embargo, el Cayenne tiene una respuesta dinámica sorprendente y resulta destacable su agilidad a la hora de afrontar trazados revirados o carreteras de montaña. Lo verdaderamente pasmoso es su gran versatilidad: en vías rápidas se viaja con un confort de marcha y una estabilidad envidiables, afrontando curvas a ritmo fuerte tiene un comportamiento intachable que lo sitúa como referencia entre los de su categoría y en terrenos offroad es capaz de dar lo mejor de sí mismo e impresionarnos superando complicados obstáculos.

El principal motivo que posibilita esta “camaleónica” conducta es la gran cantidad de ayudas electrónicas y elementos que modifican los parámetros de conducción del vehículo. El Cayenne cuenta con un sistema de tracción total permanente que en condiciones normales distribuye el par en un porcentaje del 62 % al tren delantero y 38% al trasero, un reparto que puede variar en función de las circunstancias de la conducción mediante un diferencial central controlado electrónicamente. Nuestra unidad de pruebas contaba además con la opción de bloqueo del diferencial trasero (1.640 €), un dispositivo de amortiguación variable (PASM) que posibilita elegir tres modos “Comfort”, “Normal” y “Sport”, suspensión neumática (3.255 €) y un sistema de reducción del balanceo (PDCC). Todo esto, unido al control de estabilidad (PSM), el control de par motor en retención (MSR), el asistente de ayuda para la salida en rampa (PDOA) y la existencia de una caja de transferencia reductora…pues se pueden imaginar.

Además, la mayoría de estas funciones, que se pueden controlar independientemente, cambian de forma conjunta cuando pulsamos el botón “Sport”. Así, se modifica la respuesta del pedal del acelerador (se torna más inmediata), se rebaja la suspensión, la amortiguación pasa al programa más firme, el sistema de control dinámico del chasis torna más rígidas las barras estabilizadoras activas y el cambio automático Tiptronic de seis relaciones (única opción disponible en el Cayenne diésel) apura las revoluciones en las transiciones. Al respecto, decir que los pequeños pulsadores que encontramos a ambos lados del volante también nos permiten seleccionar las marchas de forma “manual” y admiten incluso reducciones que impliquen llevar el régimen de giro del motor al borde del corte de inyección. Otra cuestión sería hablar de lo adecuado o no de su ubicación y de si resultaría mucho más práctico y funcional unas levas tras el volante.

Datos técnicos
Marca y modelo Porsche Cayenne Diésel
Acabado
Especificaciones
Longitud/anchura/altura (mm) 4.798 / 1.928 / 1.699
Distancia entre ejes  (mm) 2.855
Diámetro de giro (m) N.D.
Peso (kg) 2.315
Volumen del maletero (l) 540 / 1.770
Neumáticos 235/65 R17
Motor
Cilindrada (cc) 2.967
Potencia (cv) 240
Par máximo (Nm/rpm) 550 / 2.000-2.250
Tracción Total
Transmisión Automática , 6 velocidades con reductora
Consumo
Combustible Diésel
Urbano/Carretera/Combinado (l/100km) 11,6 / 7,9 / 9,3
Emisiones CO2 (gr/km) 244
Consumo durante test (l/100km) 10
Características
Aceleración 0-100 km/h (s) 8,3
Recuperación 80-100 km/h (s) en 4ª N.D.
Capacidad depósito (l) 100
Velocidad máxima 215
Precio (sin extras)
Euros 64.193
Equipamiento extra Suspensión neumática (3.255 €), camara de visión trasera (1.817 €), rueda de repuesto completa (1.523 €)
Más datosMenos datos

Precio y conclusión

El Cayenne diésel arranca en 64.193 €, un precio 4.314 € superior al de V6 de gasolina (59.879 €). Sin embargo, para amortizar esta diferencia tan sólo serían necesarios cerca de 40.000 kilómetros. Otro cantar completamente distinto es compararlo con alguno de sus teóricos rivales como el Audi Q7 3.0 TDI (desde 58.490 €), el Mercedes ML 320 CDI (desde 57.918) o el VW Touareg (a partir de 50.000), lo que lo sitúa entre los SUV de lujo más caros.

Estamos ante un vehículo con un sobresaliente aplomo y estabilidad en carretera, que apoya bien en las curvas y que se desenvuelve como pez en el agua tanto en asfalto como en el campo. En realidad, no contamos nada nuevo si tenemos en cuenta que estamos hablando de un Cayenne.

Lo verdaderamente importante radica en que, quién lo iba a decir, estamos ante el primer Porsche diésel de la historia (bueno claro, ahora vendrán los más tiquismiquis diciendo que la firma alemana fabricó tractores diésel en el pasado). Los tiempos cambian, la tecnología avanza y las circunstancias propician que sucedan cosas inimaginables hace unos años. Quizá los más puristas aún estén clamando al cielo. La realidad es que ahora, quien tuviera pensado adquirir un Cayenne y sin embargo los consumos de las mecánicas de gasolina le mantuvieran a raya, ya no tendrá que pensárselo dos veces.

¿Preparado para lo siguiente?

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