Hennessey Performance tiene el halo de convertir muscle cars, pick up y todoterrenos de otras marcas en auténticos misiles. Ahora, John Hennessey y su equipo se han marcado otro reto y han presentado su Mustang GT500 de 1.200 CV, al que han bautizado como Venom 1200.
Estamos ante una de las creaciones más locas que el equipo de Hennessey ha ideado hasta la fecha, pues toman como base el ya de por sí salvaje Ford Mustang Shelby GT500 y multiplican sus prestaciones. Para averiguar cuánta potencia ha resultado de su trabajo, el equipo de Hennessey ha llevado el Mustang a su banco de potencia y para demostrarnos, una vez más, de lo que son capaces y hacernos disfrutar del sonido que emite este motor V8 modificado.
Solo 66 unidades producidas
El GT500 de serie monta un propulsor V8 sobrealimentado de 5,2 litros desarrollado por Ford Performance. Declara 771 CV de potencia y un par motor de 847 Nm, una cifras más que destacables… aunque no para Hennessey, que ha añadido al Mustang un compresor de mayor capacidad (3,8 litros), un sistema de inducción de alto flujo, nuevos raíles de combustible y mucho más.
Con todos estos añadidos, Hennessey afirma que el Venom 1200 alcanza las asombrosas cifras de 1.217 CV y 1.223 Nm, lo que supone un aumento del 58 por ciento respecto a la potencia de serie, y convirtiéndolo en una de las creaciones más potentes que el equipo de Hennessey haya producido jamás.
Sólo se fabricarán 66 unidades en todo el mundo, y los propietarios podrán elegir entre añadir a su coche la histórica decoración roja, blanca y negra del Ford Mark II GT40 de las 24 Horas de Daytona de 1966. El coste de las mejoras es de 59.950 dólares o 57.000 euros (más el Mustang GT500 que lo pones tú).
En el vídeo publicado en el canal de YouTube de la marca, podemos ver como el coche emite tanta potencia y ruido que la cámara tiembla, aunque los resultados no son tan brillantes como se prometían. Cuando termina su paso por el banco de potencia, vemos que el Hennessey Venom 1200 Mustang GT500 rinde 1.000,28 CV y 969,41 Nm, algo que se justifica señalando que siempre se pierde algo de potencia bruta cuando se transfiere a las ruedas, y esa cifra de 1.000 CV sigue siendo impresionante.
