En cualquier caso, las posibilidades que brinda el mercado son muy amplias. Entonces, ¿cuál es el mejor anticongelante?
Diferencia entre anticongelante y agua
El agua, elemento usado para la refrigeración en los primeros vehículos, presenta el inconveniente de tener un punto de congelación situado en los 0 ºC y uno de ebullición marcado en los 100 ºC. Teniendo en cuenta que, generalmente, un motor funciona en condiciones óptimas a entre 80ºC y 90ºC, lo normal es que se evapore rápidamente y haya que sustituirla cada poco tiempo. Además, el agua es corrosiva, por lo que deteriora los componentes de la mecánica con los que circula. Sin embargo, los anticongelantes poseen aditivos que evitan que todo esto pase, aunque deben ser sustituidos cada dos años debido a la merma en sus propiedades que tiene su uso.
¿Cuál es el mejor anticongelante? Características fundamentales
El mejor líquido refrigerante es aquel que posee una gran capacidad calorífica y cuyo punto de congelación se sitúe muy bajo (en España, preferiblemente, por debajo de los -20ºC) ya que así se evita el riesgo de que incremente su volumen y deteriore los circuitos por los que pasa. También debe tener una alta temperatura de ebullición para evitar que se evapore como consecuencia del funcionamiento del motor. Asimismo, ha de destacar por sus propiedades antiincrustantes y anticorrosivas ya que así se evitará el deterioro de los componentes y la acumulación de depósitos de calcio y magnesio. Tampoco debe producir espumas y tener una viscosidad lo más baja posible.
El mejor anticongelante es orgánico
A la hora de dilucidar cuál es el mejor anticongelante, hay que tener en cuenta que en el mercado existen dos tipos diferentes: los orgánicos y los inorgánicos. En este sentido, los orgánicos son muy superiores en todos los sentidos. De hecho, su vida útil es mucho más prolongada, ya que no se evaporan ni se consumen, resultan más amigables con el medio ambiente cuando deben desecharse, ya que no contienen fosfatos, nitratos, aminas ni muchas otras sustancias contaminantes habituales en los inorgánicos, generan muy pocos depósitos y, además, tienen muy baja conductividad eléctrica. También protegen más frente a la corrosión y ante la generación de burbujas o cavitación.
En definitiva, el líquido anticongelante, mejor llamado refrigerante debido a que el término anterior solo hace referencia a una de sus muchas propiedades, debe ser orgánico y poseer una serie de propiedades que, por un lado, permitan al radiador y al resto de elementos que dependen de él realizar sus funciones adecuadamente y, por otro, proteger a los componentes de la acción de la corrosión. Si un modelo cumple con todo ello y, además, ofrece sus mejores prestaciones en rangos de temperatura adecuados al lugar en el que se suele circular, no cabe duda de que es una compra ideal.