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Prueba: Victory Hammer 8-Ball – Puro músculo

Aunque en apariencia sea la misma moto, el modelo 2012 de la Victory Hammer 8-Ball incorpora pequeños ajustes y una bajada de precio sustancial, lo que la convierte en uno de los modelos más accesibles de la marca de Polaris.

Su rueda trasera de 250 de ancho es, como siempre, su gran seña de identidad y lo que más la distingue del resto, tanto por su impacto visual como por su influencia en el comportamiento. Y cómo no, con el buen acabado y el color negro característico de las series 8-Ball… Al contrario que Harley-Davidson, la marca de Minnesota apuesta por el mismo motor de 106 pulgadas cúbicas para todos sus modelos, algo con lo que puede permitir ofrecer customs de gran cilindrada a precios un poco más ajustados. En el caso de la nueva Hammer 8-Ball, que ya era bastante más accesible que la Hammer S, pasa de 16.630  a 14.900 euros gracias a la rebaja que la marca ha logrado en el impuesto de matriculación.

Es decir, un precio más atractivo para un modelo que al mismo tiempo presenta alguna que otra novedad interesante, de las cuales una salta a la vista de inmediato: el cuadro de instrumentos ya no es de dos esferas e incluye ahora un tacómetro digital en la pequeña pantalla multifunción. Aunque sencillo de diseño, está colmado de avisadores luminosos, algunos tradicionales y otros tantos que sólo entrarían en funcionamiento si se opta por algún accesorio opcional como el control electrónico de la velocidad.

Mejoras en el tacto

De todas maneras, la novedad que más se agradece es, sin duda, la que vemos en la transmisión, donde se ha montado una caja de cambios más suave y silenciosa, con nuevos piñones. El resultado es un cambio más agradable al tacto aunque, por encima de todo, mucho más preciso al poner el punto muerto, que ahora entra casi por intuición y siempre a la primera. Esto último, que suele ser habitual en la gran mayoría de motos, no lo es tanto en las americanas, sean de la marca que sean.

Aun así, no deja de ser un cambio de largo recorrido que emite un encantador y contundente clac tras cada cambio, un sonido típicamente americano. Por fortuna sigue siendo una transmisión muy pensada para viajar por carretera en parte gracias a la 6ª Overdrive, que rebaja considerablemente el régimen de giro para contener en lo posible los consumos derivados de un motor de 1.731 cc montado en una moto de unos 300 kg de peso. Gracias a su cilindrada, este poderoso V-Twin siempre gira sorprendentemente tranquilo pero empuja con mucha fuerza, lo cual, vistas sus prestaciones, no es de extrañar: 97cv de potencia y 150 Nm de par motor empujan dignamente cualquier moto, sea la que sea, pese lo que pese, y la Hammer no es una excepción.       

106 pulgadas cúbicas

Más en detalle, el motor de Victory saca un gran rendimiento a su cilindrada, que nace de dos cilindros con una carrera muy larga cuyos esfuerzos hacen posible unas recuperaciones increíbles a bajas velocidades y con la marcha que sea; siempre responde rápido por muy cerca del ralentí que gire, y esto, para disfrutar de una conducción relajada, es todo un regalo.

Y si nos fijamos en sus cifras, es capaz de rendir 100 Nm desde el primer golpe de gas, y casi toda su fuerza está disponible antes de las 3 mil. El único inconveniente, claro está, será el consumo, que tiende a dispararse si abusamos de su empuje, el mismo que te lanza por encima de los 100 km/h justo al engranar la cuarta y casi sin quererlo. La verdad es que corre y a menudo te sorprende cuando le echas un ojo al velocímetro.

Por otro lado, poco tiene que ver con las mecánicas de la competencia a nivel de vibraciones; este motor apenas las transmite al conductor, lo que se traduce en una mayor sensación de confort aunque al mismo tiempo algunos clientes de esta clase de motocicletas puedan echarlas en falta. De hecho, sólo con verlo encendido te das cuenta enseguida de que se mueve menos que un motor comparable de la competencia. Además, es increíblemente dulce y agradable en las reducciones.  

Baja, larga, y con una rueda de 250…

Para qué engañarnos: lo primero que comentan los curiosos al ver este modelo es el colosal tamaño de la rueda trasera. Esta peculiaridad de la familia Hammer te obliga a esforzarte más de la cuenta en curvas y maniobras, momentos en los que se vuelve casi imprescindible (y muy recomendable) presionar con fuerza el estribo para moverla y ayudarse del cuerpo y de los brazos. Todo vale para dominar su trayectoria, y es que una rueda tan ancha y plana tiende a seguir en línea recta. Además, la delantera tampoco es muy estrecha que digamos (130 mm) ni la distancia entre ejes muy corta (1669 mm), por lo que su condición de muscle bike está más que asegurada.

Datos técnicos
Marca y modelo Victory Hammer 8Ball
Año 2012
Motor
Cilindrada 1731
Arquitectura V-Twin a 50º
Potencia (cv) 97 cv
Alimentación Inyección electrónica
Cambio 6 velocidades
Neumáticos de serie 130/70 - 18" (d) y 250/40 - 18" (t)
Chasis doble viga en acero
Suspensión delantera Horquillas invertidas de 43 mm con recorrido de 130 mm
Suspensión trasera Monoamortiguador con 100 mm de recorrido
Distancia entre ejes (m) 1,67
Frenos 300 mm (d) y 300 mm (t)
Peso (kg) 305 Kg en seco
Velocidad máxima > 180 Km/h
Precio (sin extras)
Euros 12.999
Más datosMenos datos

Por contraste, aunque sea una moto muy larga, la verdad es que los estribos no están tan alejados como cabría esperar; se llega muy fácil y no hace falta estirar mucho las piernas. Es más, dan cierto margen en las curvas y no rozan a las primeras de cambio, pero sí lo hacen tan pronto el paso por curva sea, en cierto modo, alegre. Ahora bien, cuando sucede no pierde la trayectoria y se aguanta muy bien, aunque nunca está de más tenerlo en cuenta. En este sentido, a diferencia de la más deportiva (y cara) Hammer S, la presencia de un solo disco para la frenada delantera invita a una conducción más bien tranquila, sin apuradas, aunque su tacto y su funcionamiento sean muy correctos. Esto mismo vale para el freno trasero, que tiene el mismo diámetro (300 mm) y una fuerza considerable y es, en consecuencia, de gran ayuda para detener una moto que supera la barrera de los 300 kg de peso.

Para hacerse notar

Se supone que quien quiera una moto para pasar desapercibido ni se plantearía visitar un concesionario Victory. De hecho, pocas motos son tan capaces de atraer miradas y curiosos, y la Hammer 8-Ball, que es de las discretas, tampoco es una excepción. En cualquier caso, rodar con ella es una gozada aunque la posición un tanto particular de la espalda y de los brazos  la vuelven una moto no especialmente confortable. Y el asiento, que es pequeño pero sujeta bien, no es ni muy mullido ni muy cómodo. En cuanto al acompañante, haría bien en pensárselo dos veces antes de subirse en el pequeño asiento que queda escondido bajo la tapa del colín. Eso sí, al menos en este caso, se han montado estribos para viajar a dúo, lo que es un detalle en motos de este tipo.

En resumen

Aunque no sea la Victory más económica, la bajada en el precio la sitúan directamente en el segundo nivel, justo por encima de la Vegas 8-Ball y bastante por debajo de la Hammer S, que se cotiza a unos 18 mil euros. Es, pues, una muscle bike en toda regla que pese a lucir un color negro más bien discreto y no ser precisamente ruidosa, se hace notar.

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