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Prueba: Gilera GP 800 – Único en su especie

No es una moto, eso seguro, pero tampoco es un escúter convencional; el GP 800 de Gilera es, sencillamente, un vehículo de dos ruedas muy particular con unas prestaciones, cilindrada y dimensiones que exprimen al límite el concepto de maxiescúter GT.

Ahora, unos pocos años después de su nacimiento y tras unos pequeños cambios, es igual de divertido, potente e intimidatorio, pero algo más práctico y moderno.      La gran diferencia del GP800 con el resto de scooters de gran cilindrada es el motor V-Twin, que además de ser bastante más grande que el de los demás fue pensado previamente para una moto, la Aprilia Maná 850, lo que hace de éste un escúter especialmente largo y pesado, pero al mismo tiempo increíblemente rápido y enérgico. Su capacidad de respuesta a cualquier régimen y velocidad hace que a menudo vayamos demasiado rápido ya que a sus mandos no se tiene la misma sensación de velocidad que en una moto, siendo muy recomendable tener controlada en todo momento la aguja del velocímetro. Aquí no se trata únicamente de domar 75 caballos; son más de 250 kg de escúter que se lanzan en un abrir y cerrar de ojos y que piden a gritos un mínimo de experiencia previa.

En cuanto al precio, está claro que no es precisamente un escúter barato (9.154 euros), aunque si nos centramos en sus prestaciones no cabe duda que es de los más competitivos del mercado: el TMax ofrece unos 44 cv a 9.799 euros; el Burgman 650 con 55 cv se cotiza a 10.499 euros; y el SW-T600 de Honda vale 8.599 euros pero se conforma con 49 cv. En otra liga parece jugar el Kymco Xciting 500 R, que con un precio realmente ajustado de 4.890 euros y 38,4 cv de potencia se hace difícil incluirlo en la misma categoría que el Gilera GP800 y sus 75 cv, una potencia más propia de una naked de media cilindrada que de un maxiescúter. Está disponible en tres colores: blanco, negro y rojo.   

A lo grande

El Gilera GP800 es un escúter de grandes dimensiones que impone sólo con verlo: es largo y tiene presencia, mucha presencia, si bien visto de frente sus líneas quizá parezcan un poco anticuadas si las comparamos con la de sus rivales directos. No es que sea feo, ni de lejos, pero no transmite tanta modernidad. En cualquier caso es una cuestión de gustos, naturalmente, y por contraste luce orgulloso un doble escape de gran diámetro que rezuma deportividad sin tapujos. Tanta que, siguiendo la vuelta a su alrededor hasta la zona posterior, los ojos se van nuevamente hacia ellos. Son de corte deportivo como era de esperar en un escúter con 839 cc en su interior y llevan grabadas las letras V-Twin por si su condición no había quedado clara.

En cambio por el costado derecho imposible no fijarse en la transmisión secundaria por cadena, tan común en una moto y tan impropia de un escúter. Un ejemplo más de que estamos ante un vehículo diferente que invita a estudiarlo con esmero antes de ponerlo en movimiento por primera vez.

No apto para noveles

Si estéticamente ya impone por su tamaño, en marcha la cosa va a más. Con sólo ponerlo derecho y retirar el caballete (lateral o central, tanto da) será suficiente para percatarnos de su elevado peso, unos buenos 250 kg en seco. Por supuesto que moverse a diario por la ciudad con semejante carga no parece lo más oportuno para alguien que venga de un escúter pequeño, como un 125, a pesar de tener un asiento que aun siendo ancho se encuentra a sólo 780 mm del suelo. Y claro, si el peso ya hace evidente que estamos ante un escúter con mayúsculas, darle a la chispa, sentir sus dos grandes cilindros debajo de nosotros y empezar a jugar con el gas son acciones que confirman que la cosa va muy en serio. No es un escúter ni un maxiescúter: es lo siguiente.

Toda una aventura

A los mandos del Gilera GP800 enseguida nos va a quedar claro que la urbe no es su terreno predilecto, aunque sea divertidísimo y excitante circular a diario con él. Toda maniobra, por muy rutinaria que sea, se vuelve mucho más interesante y ardua, ya sea al moverse entre los coches (es muy largo), hacerlo girar constantemente (requiere maña y algo de fuerza), dejarlo en el garaje (ocupa lo suyo) o salir del semáforo (cuesta contenerse con el gas). Es decir, iremos bastante cómodos pero mucho más concentrados en general y con todos nuestros sentidos para evitar velocidades de vértigo de un semáforo a otro.

Esto cabe remarcarlo porque sus 75 cv lo lanzan muy por encima de los 100 km/h con un simple golpe de gas, y en repetidas ocasiones nos daremos cuenta de que vamos demasiado rápido. Quizá un TMax 500 o un SuperDink 300 salen más rápido en los primeros metros, pero al cabo de nada el GP800 saca a relucir su caballería, la máxima jamás vista en un escúter.

Naturalmente los consumos no son muy contenidos precisamente si bien queda en parte compensado por su gran depósito de 18,5 litros, que estando lleno da para bastante (sobre todo en carretera y a ritmos legales). Eso sí, sorprende que antes de entrar la reserva de un modo definitivo lo haga unas 15 veces o más porque la luz naranja tiende a encenderse y apagarse una y otra vez tras un acelerón, una frenada, o según como y donde lo dejemos aparcado.

El resto no hace más que confirmar que la ciudad no es su obsesión porque no tiene gancho porta bultos ni un gran espacio entre las piernas ni guantera; tampoco da para mucho su cofre bajo el asiento, donde no sin dificultades podemos dejar un casco integral y nada más. En este sentido una de las novedades que sí se agradecen es el botón para abrir el asiento incluso con el motor en marcha, así como el sistema hidráulico para que se aguante solo. Respecto al primer modelo también se beneficia de un ángulo de giro mayor que lo hace un poco más maniobrable.  

Tremendo

En cualquier caso a nadie escapa que toda su caballería pide a gritos tocar la carretera, la autopista, o lo que sea pero con espacio y buen asfalto. Sea donde sea nos va a ayudar la forma envolvente de su frontal y la pantalla ahumada que se regula en altura con un botón a mano derecha. La protección aerodinámica resultante es bastante buena aunque no cubre por completo. Además, como era de esperar, es bienvenida la posibilidad de estirar las piernas e irlas descansando de tanto en cuando, aunque el espacio para los pies no sea todo lo generoso que podría ser.

En curvas rápidas saca beneficio de una gran longitud, de unas ruedas de gran diámetro (16 pulgadas delante, 15 detrás) y de una frenada muy potente aunque sin ABS (lástima), sin pasar por alto sus 75 caballos de potencia y el increíble par motor que nos hacen salir de cualquier viraje lanzados con un simple movimiento de muñeca.

Menos cómodo y más exigente se nos presenta cuando debemos enlazar curvas cerradas continuamente, y más si están bacheadas porque se nota un poco rebotona de atrás. De todas maneras, tanta capacidad de acelerar con la espalda tan recta acaba por lastimar nuestra zona lumbar, lo que confirma que estamos ante un maxiescúter de los más grandes. Es el precio a pagar de un tipo de conducción diferente que nada tiene que ver con una moto convencional, pero que una vez cambiado el chip y nos hemos olvidado de las marchas resulta francamente divertida.   

Conclusión

Mucho se ha dicho y escrito sobre las ventajas e inconveniente de scooter tan potentes y rápidos: si algunos argumentan que son motos con las ventajas de un escúter, otros afirman que lastran con los inconvenientes de los dos mundos al no beneficiarse del mismo dinamismo que una moto ni de las grandes capacidades de carga de un escúter que busque hacernos la vida más fácil.

El debate está servido desde hace años, pero lo sensación que a uno se le queda tras haber conducido un escúter como este GP800 es que te lo pasas en grande abriendo y cerrando el gas sin tener que jugar continuamente con el cambio. Aun así, si bien las pocas novedades le sientan bien y se agradecen, seguramente no hubiera estado de más actualizar un poco su estética (cuesta distinguirlo del modelos 2007) o incluir un ABS opcional. Todo llegará.

¿Preparado para lo siguiente?

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