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Prueba: Mitsubishi Outlander PHEV – Ninja warrior

Los conceptos SUV e hibridación están llamados a dominar el sector del automóvil. Si los unimos bajo un mismo modelo, el resultado es el Mitsubishi Outlander PHEV que nosotros hemos probado y que nos ha satisfecho en todos sus sentidos.

Aquí te contamos nuestra experiencia con el que es el todocamino híbrido enchufable más vendido del mercado. ¿Puede un todoterreno de 4,69 metros de largo y casi dos toneladas de peso ser más eficiente que un utilitario? A priori la respuesta tendería a ser negativa… siempre y cuando no incluyéramos en la ecuación a Mitsubishi. Porque la japonesa se ha encargado de transformarla en positiva, sobre todo desde que en 2014 lanzara al mercado el primer Outlander PHEV. En efecto, hace casi un lustro, Mitsubishi sorprendió a propios y extraños con la primera variante híbrida enchufable del que era (y es) su todocamino fetiche.

Una variante que, desde entonces, lo único que le ha reportado ha sido éxito. En total, más de 100.000 unidades vendidas en toda Europa, de las cuales más de 1.000 han ido a parar directamente a nuestras carreteras. Datos que le han convertido en el híbrido enchufable más demandado de España pues casi la mitad de las matriculaciones de este segmento corresponde al Outlander PHEV. Vamos, que el todocamino de Mitsubishi es lo que el Nissan Leaf al segmento de los eléctricos: un auténtico superventas.

Amplía el recorrido

Buena parte de su éxito lo cosecha gracias a su entramado mecánico, el cual nos en teoría nos permitirá recorrer cerca de 54 kilómetros en modo completamente eléctrico. Y decimos en teoría porque tras la semana de pruebas, la distancia real fue de unos 40 kilómetros. Pese a ello, el dato no puede ser más increíble ya que si tenemos en cuenta que el trayecto medio de los conductores europeos ronda los 60 kilómetros, esto quiere decir que pasaremos tres cuartas partes del mismo sin emitir un solo gramo de CO2 y, lo que es más importante, sin gastar una gota de combustible.

Ficha Técnica Mitusbishi Outlander PHEV Kaiteki

Motor: gasolina, cuatro cilindros en línea, atmosférico

Cilindrada: 1.998 cm3

Potencia: 121 CV a 4.500 rpm

Par: 190 Nm a 4.500 rpm

Motor eléctrico delantero: síncrono de imanes permanentes

Potencia: 82 CV

Par: 137 Nm

Motor eléctrico trasero: síncrono de imanes permanentes

Potencia: 82 CV

Par: 195 Nm

Potencia conjunta: 203 CV

Par máximo conjunto: N.D.

Velocidad Máxima: 170 km/h

0

Consumo (urbano/extraurb./mixto): - / - / 1,7 l/100 km

Emisiones CO2: 41 gr/km

Dimensiones: 4.695 / 1.800/ 1.710 milímetros

Maletero: 498 litros

Peso: 1.935 kg.

Cambio: Automática, una velocidad

Depósito: 45 litros

Batería: 12 kWh

Precio: 48.900 euros

Precio ud. Probada (con descuentos): 37.020 euros

40 kilómetros que, en nuestro caso, prácticamente devoramos por carretera. De hecho, a poco que consigamos alternarlo con tramos urbanos, donde la eficiencia de los eléctricos aumenta, podremos rozar esos 57 kilómetros homologados. Durante ese recorrido nos movemos única y exclusivamente con el motor eléctrico delantero aunque en momentos de máxima demanda (tanto de aceleración como de agarre) también se unirá el trasero dotándole así de tracción total. Cada uno cuenta con una potencia de 82 CV ofreciendo un par de 137 Nm en el delantero y 195 en el trasero.

Está pensado para circular con calma, sin grandes demandas de potencia, pues no hay que olvidar que ha de mover 1.935 kilos de peso. Una tara desmesurada que se debe, como es lógico, al montaje de la batería. Esta tiene una capacidad de 12 kWh y se ubica bajo el piso del maletero, lo que provoca que este Outlander PHEV no pueda estar disponible en su versión de siete plazas. Además, los 498 litros que cubica implican 52 menos que un Outlander ‘normal’ de cinco plazas, mientras que el depósito de combustible se reduce hasta los 45 litros (22 litros menos).

Nos ponemos en marcha

La teoría está muy bien, pero lo que importa en un vehículo de estas características es cómo se desenvuelve en el día a día. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que para ser propietario de un híbrido enchufable tenemos que disponer, primero, de una plaza de garaje ya sea en el trabajo o en casa y, segundo, de una toma de corriente.

En nuestro caso, cumplíamos ambos requerimientos aunque el segundo, con peros. Con un enchufe emplazado al lado del lugar de estacionamiento no fuimos capaces de poder cargar el Outlander PHEV de forma satisfactoria a causa de la escasa potencia de la que disponía la toma (y que provocaba que el automático saltase). En ningún caso, la culpa es de Mitsubishi ya que una de las ventajas del Outlander PHEV frente a su competencia es que puede cargarse en cualquier toma. No obstante, si ni con la subida de potencia somos capaces de recargarlo, tendremos que empezar a pensar en adquirir un poste de carga o Wallbox.

En el supuesto de que sí dispongas de una toma en condiciones, has de saber que para cargar los 12 kWh necesitarás un tiempo estimado de 6 horas y 45 minutos, mientras que el tiempo oficial ofrecido por Mitsubishi es de 5 horas. Lo bueno es que a través de la pantalla central, puedes programar las horas de carga para así pagar lo menos posible. Porque no hay que olvidar que una de las ventajas de la electrificación es que el coste para realizar 100 kilómetros es muy inferior al de un motor de combustión.

En cuanto a consumos si somos capaces de llenar la batería todos los días y saber gestionar el funcionamiento del motor eléctrico y del de combustión, no vamos a decir que llegaremos a los 1,7 l/100 km homologados, pero sí estaremos rondando los 3,3 l/100 km. En modo 100% eléctrico, nuestra media fue de unos 22 kWh/100 km mientras que si circulamos únicamente con el bloque de combustión, que por cierto es un cuatro cilindros de 2.0 litros y 121 CV, será difícil hacerlo bajar de 8 l/100 km.

La unión hace la fuerza

El comportamiento también dista mucho en función de qué motor llevemos activado. Ya hemos comentado que el eléctrico está pensado para realizar una conducción tranquila y sin prisas, pero es que con el gasolina pasa algo parecido. Al ser un atmosférico, tanto la potencia como el par máximo, 190 Nm, aparecen a las 4.500 vueltas. De esta forma, tendremos que ser pacientes para ganar velocidad. De hecho, para hacernos una idea, la punta de velocidad del Outlander PHEV es de 170 km/h, necesitando 11 segundos para pasar de 0 a 100 km/h. Ahora bien, si unimos todos los motores disponibles no solo tendremos una potencia de 203 CV sino que el comportamiento general variará gratamente. No es que se convierta en un cohete, pero sí nos ayudará a ganar esa velocidad antes ausente.

Por último cabe destacar la capacidad de gestionar la carga de la batería cuando estamos en marcha. Porque además del sistema regenerativo de la frenada, cuya intensidad varía si ponemos la palanca del cambio en modo B, aparece un programa denominado CHRG (Charge) con el que podemos cargar la batería a través del motor de combustión. Esta solución es útil si nos hemos quedado sin carga y necesitamos disponer de cierta autonomía eléctrica para entrar en zonas con algún tipo de restricción. De lo contrario, no será muy recomendable, pues obligaremos al bloque de gasolina a realizar un trabajo extra viendo cómo el consumo del mismo se dispara hasta más allá de los 10 litros. Lo bueno es que la carga es bastante rápida, pues en un trayecto por autopista de unos 60 kilómetros, conseguimos pasar de cero kilómetros eléctricos a 24.

Una vez hayamos llenado la batería hasta el punto requerido, lo siguiente que tendremos que hacer será activar el modo SAVE, con el que dicha autonomía se queda congelada para más adelante, provocando que el Outlander PHEV circule únicamente con el bloque de gasolina.

Silencio, se rueda

Como todo coche híbrido, una de las principales virtudes del Outlander PHEV es, sin duda, su calidad de rodadura. Cualidad en la que también tiene mucho que decir la mejora en el aislamiento ejercida por los ingenieros japoneses. Ya hemos dicho que no es un portento en lo que a velocidad se refiere, pero sí resulta muy agradable viajar con él. Las suspensiones son cómodas y filtran perfectamente las irregularidades del terreno convirtiéndole en un rutero perfecto.

En cambio, al salir por tramos revirados, lo pesado del conjunto unido a ese tarado tirando a blando y a una dirección poco informativa, provocan que haya más balanceos de los requeridos. Pero también hemos comentado, el Outlander PHEV no es un coche pensado para llevarlo al límite. Está pensado para disfrutar de él y de su habitáculo.

Un interior que, por cierto, ha mejorado ligeramente. Mitsubishi tiene previsto realizar una actualización algo más profunda a finales de este año, donde además se mejorará ligeramente su parte mecánica, por tanto, la unidad en la que nos encontramos subidos corresponde con la de la del MY2016. Según la marca, se han empleado más de 100 nuevos elementos para su desarrollo, muchos de los cuales están integrados en el salpicadero.

Con un diseño limpio y ordenado, destaca sobre todo por su elevada calidad de fabricación. Ajustes cuasi perfectos y materiales de corte blando dan la bienvenida a sus ocupantes, quienes se acomodan además en unos asientos anchos, mullidos y muy confortables. La pantalla central táctil es completamente nueva. Tiene un manejo intuitivo y muchísima información, aunque echamos en falta algo más de rapidez y la posibilidad de sincronizar el móvil mediante Apple CarPlay. Igualmente, el volante, con un aro grande, ofrece demasiados botones, aunque su adaptación será sencilla, sin obviar la posición a desmano de algunos botones como el que activa la calefacción del volante, la apertura eléctrica del portón o algunas ayudas a la conducción.

Solo un acabado

Por último, aprovechando que hemos mencionado el equipamiento, decir que la variante PHEV del Outlander únicamente se oferta con el acabado más alto de la gama: el Kaiteki. De esta forma, nos estaremos llevando un Outlander ‘a full’ como se diría coloquialmente, pues vendrá de fábrica con faros Full LED, climatizador automático, llantas de aleación de 18 pulgadas, control de velocidad de crucero adaptativo, apertura y cierre eléctricos del portón, cámara de 360º, acceso y arranque sin llave, volante calefactable, tapicería de cuero con asientos delanteros calefactables, detector de objetos en el ángulo muerto, asistente de mantenimiento de carril, asistente de frenada de emergencia en ciudad… dejando como única opción la pintura metalizada valorada en 495 €. Ahora bien, ello implica que la tarifa del mismo aumente a los 48.900 € pero, por suerte y para evitar una arritmia, el Outlander PHEV puede acogerse a un descuento comercial valorado en unos excelentísimos 12.375 € por lo que la tarifa final quedaría estipulada en 36.525 €.

¿Preparado para lo siguiente?

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