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Prueba: Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC – Sin límites

Quien todavía piense que los SUV son un producto aburrido y fruto de una moda pasajera es que aún no se ha subido al protagonista de esta prueba: el Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC. Un vehículo pensado para el disfrute sin límites.

Cuando los SUV comenzaron a gestarse, pocos se imaginaron que llegarían donde lo han hecho, e incluso un número menos reducido de personas pensó que podrían llegar a romper barreras como la de la deportividad. De unos años a esta parte muchos han sido los fabricantes que han ido cambiando el paisaje montañoso y lleno de tierra por uno lleno de pianos y perfectamente asfaltado.

En este sentido, el pionero fue Porsche quien, a mediados de la década anterior, decidió saltar al vacío con la variante más prestacional de su Cayenne (target=undefined): el Turbo. Poco después, otros se han unido a este selecto club: Audi con sus SQ y RSQ (target=undefined), BMW con sus X5y X6 Mo el protagonista de estas líneas: Mercedes-Benz.

Abriendo boca

La marca de la estrella sigue echando mano de su departamento AMG para desarrollar sus variantes más radicales…, incluidos los SUV. No obstante, desde Affalterbach pensaron en una solución intermedia. Aquella que pudiera satisfacer las necesidades de los conductores más ‘quemados’ sin necesidad de tener que disponer de un sinfín de caballos bajo el capó. Así es como nació el protagonista de estas líneas: El AMG GLC 43 4MATIC.

Un vehículo que, como decimos, mantiene el sello del departamento de altas prestaciones alemán, pero no llega a ser un ‘pata negra’ como los que portan el número 63 en su nomenclatura. Sin embargo, su denominación de origen es tan buena como el del mejor, permitiéndonos ahorrar unos eurillos a la hora de adquirirlo o de mantenerlo.

Degustándolo

Más allá de las pertinentes modificaciones estéticas que ofrece, en las que más adelante entraremos, lo realmente importante es lo que se esconde bajo su alargado capó. Ni más ni menos que un propulsor V6 biturbo (con los dos turbocompresores instalados en el interior de las dos bancadas en V para mejorar la respuesta) de 3.0 litros que, a su máximo rendimiento, genera 367 CV de potencia y un par máximo de 520 Nm. Todo ello gestionado a través de una caja de cambios automática, con convertidor de par, de nueve relaciones, con una rapidez y elasticidad encomiables.

Hasta ahí todo perfecto, porque la teoría en un vehículo como estos siempre es excelente. Pero lo importante llega a la hora de encender el contacto. Para ser sinceros, esperábamos algo más de mala leche en la arrancada. Al dar el contacto, quien espere un sonido bronco, malhumorado y estridente, tendrá que esperar sentado. En su defecto, encontrará cierto bramido, pero no tan acusado como el de algunos motores atmosféricos y, ni mucho menos, como los de los AMG 63.

Saboreándolo

Pero hay que recordar que este AMG 43 no está pensado para escandalizar, sino para disfrutar, valía que se gana cuando se pone en marcha. Y eso es lo que hemos hecho con este GLC. Lo hemos degustado cual plato de jamón recién cortado y, en lugar de hacerlo por circuito, nos hemos ido a un terreno, a priori, poco favorable para los SUV: un puerto de montaña.

En cambio, el AMG GLC 43 4MATIC sabe sacar a relucir todas sus bondades, animadas principalmente por el exquisito motor ya presentado, que empuja con rabia en el preciso instante en el que la aguja pasa de 2.500 vueltas, momento en el que entran a relucir los 520 Nm de par máximo. Desde ahí y hasta casi el corte, ni un solo síntoma de fatiga porque cuando la curva de par comienza a decrecer (sobre las 4.500 vueltas), los 367 CV hacen acto de presencia, entregando casi toda su potencia al eje trasero.

Sí, porque aunque en su nomenclatura veas el término 4MATIC que hace referencia a su tracción total, en condiciones normales, este sistema prioriza el eje trasero, llegando a entregarle hasta un 69% del par. Solo en el caso de que detecte una pérdida de adherencia masiva (como el entrar colados en una curva o en situaciones climatológicas adversas), llega a repartir casi al 50% la fuerza, aumentando la seguridad. El conjunto se completa con un potente equipo de frenos con discos autoventilados de 360 mm, delante, y 320 mm detrás que nos permiten apurar un poco más el punto de detención.

Para obtener la máxima satisfacción en ruta, Mercedes-AMG no ha dejado nada en el tintero y ha dotado a nuestro protagonista de todo lo necesario para divertirnos. En este sentido, la inclusión de la suspensión neumática se torna como esencial para acabar la jornada con una sonrisa en la cara. Activando el modo Sport+ a través de selector de modos situado en el túnel central, veremos cómo todo en el GLC cambia. Desde la gestión del cambio (más reactivo) hasta el tacto de la dirección (más precisa y directa), sin olvidar la comentada amortiguación (que rebaja la altura de la carrocería para pegarse más al suelo). De esta forma, se elimina todo rastro de inercias o balanceos al entrar en las curvas, más aún cuando encontramos una enlazada de esas duras que, con un GLC normal, nos haría trabajar más de la cuenta.

¿Y en el campo?

Como habrás comprobado, casi no hemos hablado del que debería ser su terreno secundario: el campo. Si ya de por sí los todocamino suelen mirar con reticencia los caminos nos asfaltados, con la puesta a punto de este AMG GLC 43 4MATIC y con algunos de los opcionales que monta, como las llantas de 21 pulgadas, los caminos off road será mejor evitarlos. Puede que para la sesión de fotos incluso nos ‘atreviéramos’ a meterle en un camino, pero este al fin y al cabo no ofrecía complicación alguna, aunque sí nos dio pie para comprobar, de manera más exagerada, la efectividad de la comentada tracción integral y las posibilidades que ofrece el modo más elevado de la suspensión neumática, que se aleja del suelo para evitar rozaduras con las piedras más prominentes.

Disfrutándolo

Gracias al AMG Ride Control (nombre que adquiere dicha amortiguación), también podemos disponer de un coche totalmente rutero. Para ello, seleccionamos el modo de conducción Comfort y nos dejamos llevar. Con él, todos los ajustes van enfocados a la comodidad máxima. La carrocería vuelve a su lugar inicial, mientras que el motor, la suspensión y la dirección se tornan mucho más suaves. Si además nos sale la vena ahorradora, tendremos que elegir el modo ECO, anticipando los cambios de marcha y priorizando el modo de conducción ‘a vela’ cuando las circunstancias del tráfico así nos lo permiten.

Será entonces cuando podamos hacer uso de toda su capacidad… interna. Y es que pese a su nervio, no hay que olvidar que el GLC sigue siendo un todocamino familiar. Sí, es cierto, presenta una estética algo más llamativa que el resto de GLC (ya queda menos para llegar), pero su habitáculo está pensado para el transporte de cinco personas, aunque cuatro serán las que viajen realmente cómodas. Detrás, hay espacio más que de sobra para que se acomoden dos adultos de 1,85 metros, mientras que el maletero cuenta con un volumen muy destacado: 550 litros.

Delante, nada que reprochar. El diseño es claro, sencillo y deportivo, muy deportivo. Por suerte, nuestra unidad no iba equipada con el tan de moda negro piano, sino que en su defecto, la moldura central estaba realizada en madera de fresno, tintada en negro es sí. Cuesta 418 €, pero su aspecto mate cautiva nada más verla, contrastando además con el rojo chillón de los cinturones; misma tonalidad que se usa para el resto de costuras del habitáculo (asientos, parte superior del salpicadero…).

Entra por los ojos

Al igual que ocurre con el resto de modelos que llevan impreso el sello AMG, este GLC 43 AMG 4Matic ofrece una estética diferenciada en comparación al resto de la gama. Exteriormente destaca por ofrecer elementos específicos como la parrilla delantera cromada con efecto diamante, el faldón delantero AMG, las llantas de 19 pulgadas en negro sobre neumático en medida 235/55 R19 delante y 255/50 R19 detrás o el difusor trasero deportivo con doble salida de escape cromada.

Ahora bien, pese a todo, tampoco debemos olvidar que el frontal lo preside una estrella que es sinónimo de coche Premium. De ahí que este GLC 43, pese a su elevada cuantía (parte de los 72.390 €, posee muchos opcionales, algunos de ellos costosos. Para que te hagas una idea, nuestra unidad de pruebas costaba la friolera de 92.583 €, es decir, 20.193 €. Un sobrecoste que, entre otros, se desglosa por el paquete de asistentes a la conducción (3.050 €), el acceso y arranque sin llave (1.438 €), el sistema de aparcamiento remoto, la llamativa pintura Negro obsidiana (1.131 €), las imponentes llantas de 21 pulgadas (2.300 €), los asientos de cuero (2.379 €), el sistema multimedia con navegador COMMAND Online (3.615 €), los faros delanteros LED matriciales (850 €), el techo solar corredero (2.059 €) o el sistema de sonido Burmester con 13 altavoces (1.019 €), entre otros.

  • Ficha Técnica Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC

    Motor: Gasolina, seis cilindros en V, biturbo

Cilindrada: 2.996 cm3

Potencia: 367 CV entre 5.500-6.000 rpm

Par: 520 Nm entre 2.500-4.500 rpm

Velocidad Máxima: 250 km/h

0-100 km/h: 4,9 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 10,8 / 6,9 / 8,3 l/100 km

Emisiones CO2: 189 gr/km

Dimensiones: 4.661 / 1.930 / 1.627 milímetros

Maletero: 550-1.600 litros

Peso: 1.845 kg.

Cambio: Automática, con convertidor de par, de nueve velocidades

Depósito: 66 litros

Precio: 72.390 euros

Precio ud. probada: 92.583 euros

¿Preparado para lo siguiente?

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