Corría el año 1984 cuando Nürburgring se disponía a albergar como parte de su trazado la zona sur, conocida hoy como GP-Strecke o pista de GP. Aprovechando el lanzamiento de una nueva versión deportiva en el catálogo del icónico BabyBenz, un 190E retocado por Cosworth que pretendía rivalizar con el M3, Mercedes había organizado una carrera con pilotos destacados de la Fórmula 1, tanto retirados como en activo, para que sirviera de escenario y de escaparate inmejorable en ambos estrenos. La carrera constaría de 12 vueltas al nuevo circuito y todos pilotarían el mismo 190E 2.3-16 completamente de serie, exceptuando detalles de seguridad como la jaula antivuelco.

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Lo que sucedió a partir de entonces es parte de la historia de las cuatro ruedas: un jovencísimo y aún desconocido Ayrton Senna deslumbraba llevándose la victoria ante nombres tan consagrados como los de Keke Rosberg, James Hunt, Alan Jones, Jack Brabham, John Surtees, Jody Scheckter, Denny Hulme, John Watson o Carlos Reutemann, entre otros. Ahí estaba también el que a la postre sería su máximo rival, Alain Prost (quedó decimoquinto); así como la referencia mundial del automovilismo entre la segunda mitad de los años 70 y la primera mitad de los 80, Niki Lauda.

El 190E de Lauda podría rondar los 500.000 €

A decir verdad, Lauda fue el único que plantó algo de cara a Senna. El austríaco terminó segundo, no muy lejos del genio de Sao Paulo, y ahora ese mismo coche que condujo el mítico The Rat podría viajar hasta tu garaje... aunque no te será fácil disfrutarlo. RM Sothebys iniciará a mediados de septiembre una subasta en Suiza donde este 190E tan especial encontrará nuevo dueño. Eso sí, se espera que se pague por él en torno a medio millón de euros (en el mercado de ocasión actual puedes encontrar alguna unidad por 20-24.000 euros.)

Teniendo en cuenta que la unidad de Senna permanecerá intacta en el Museo Mercedes durante años y años y que la mencionada carrera cobró una importancia y un misticismo extraordinario entre los más fanáticos, no me parece una mala inversión porque en el futuro podría incluso seguir revalorizándose... Bueno, y ya el hecho de tener en propiedad un coche con el que el glorioso Lauda subió a un podio me parece suficiente argumento como para firmar un cheque tan gordo. ¿Quién será el afortunado?