Son varios los factores que hacen que el mercado de ocasión tradicionalmente goce de una mejor salud que el de vehículos nuevos. Algunos de ellos, como sobre todo el precio base o las últimas crisis de chips y distribución, pueden incluso ser decisivos. El caso es que, un año más, los conductores españoles priorizan el mercado de ocasión ante el de turismos nuevos. Al menos, así lo demuestran las cifras que reflejan que durante los últimos 12 meses del pasado año se han vendido 1.940.488 unidades de coches usados, un 2,6% más que en 2022 y el doble de unidades que de nuevos.
Además, los modelos jóvenes (de cero a cinco años) cada vez adquieren más protagonismo en el cómputo global. En 2023, sus ventas han crecido cerca de un 6% hasta colocarse en el 26% del total, con alrededor de medio millón de unidades transferidas.
El diésel encuentra el éxito que no tiene en las nuevas matriculaciones
Pero, si hay un dato relevante del análisis del mercado de segunda mano, es que más de la mitad de las ventas corresponden a vehículos diésel. En concreto, el 55,3% (es decir, casi 1,1 millones de las unidades vendidas) han sido modelos con mecánicas diésel, que es justamente lo que menos se vende en el mercado de coches nuevos.
Los coches antiguos, cada vez menos demandados
La tendencia, como veíamos antes, es la de comprar coches de ocasión jóvenes. En paralelo, la demanda de coches usados con entre 10 y 15 años desciende un 16,5% con respecto al conjunto del ejercicio 2022 (suman un total de 348.496 unidades.) Eso sí, la antigüedad media del turismo usado vendido en España en 2023 sigue estando algo por encima de los 10 años, lo que lleva a pensar que las administraciones deberían potenciar la renovación del parque automovilístico con nuevas y más eficaces medidas.
También es cierto que los coches de más de 15 años siguen estando por encima de las 780.000 ventas anuales, pero aquí entran en escena otras vertientes como los coches clásicos, etc.
En cualquier caso, según apuntan las patronales de vendedores Faconauto y Ganvam, el crecimiento registrado este último año seguramente no hubiera sido posible de no haber recuperado el stock que faltaba por la escasez de microchips, una crisis causada en buena parte por asuntos como la pandemia del Covid-19, la guerra comercial entre China y Estados Unidos o algunos incendios en plantas de fabricantes como la de Asahi Kasei.
