No es sólo que el motor de este coche sea el mismo que el del Golf GTI, sino que los ejes también provienen del chasis de aquel y sus amortiguadores y barras estabilizadoras se han adaptado al nuevo reparto de pesos y a la posición más baja de los asientos. Si a esto le añadimos un habitáculo muy cerrado, una carrocería 10 centímetros inferior y un sonido mucho más elevado del motor, habremos tocado techo. El Scirocco es considerablemente más deportivo en estos términos, y sólo será rechazado en detrimento de otros por quien busque mucho espacio además de raza.

Volkswagen ya ha enseñado otras versiones radicales de este modelo como el estudio Scirocco R (más…) o la unidad GT24H que condujo en Nurburgring el propio Carlos Sainz (más…). La nuestra, a pesar de ser mucho más discreta, podría pasar como un “camuflado” GTI.

Habitáculo

Escueto, pero bien acabado. Quien suba en el Scirocco no encontrará apenas nada diferente a lo que hay dentro de modelos como el Eos o del Golf V. Todo se encuentra en el mismo sitio y de la misma manera.  Los únicos detalles de personalidad son los triángulos que hacen las funciones de tiradores en las puertas, los asientos deportivos o el volante achatado en su parte inferior.

Ya comentamos en el primer contacto (más…) y durante la prueba del motor 1.4 TSI (más…) que el espacio en cuanto a altura es suficiente en la parte trasera y que la sujeción de los asientos es sobresaliente tal y como un deportivo se merece. Sólo hay leves inconvenientes como el peso de las puertas  o la escasa visibilidad por la luneta trasera, máxime cuando los cuatro ocupantes permitidos viajan a bordo.

Todo un GTI

Antes de subirnos a él ya contábamos con que la decepción era casi imposible, y estábamos en lo cierto. Este Scirocco monta el mismo motor que el Golf V GTI, de sobra conocido y contrastado. En la nueva generación (más…) el GTI llega a los 211 cv, aunque no tiene apenas ninguna modificación más. Por tanto, podemos decir que este Scirocco monta un motor de última generación.

Hemos podido probarlo en carretera pero sobre todo en ciudad porque ahí es donde más defectos podría mostrar una mecánica tan potente. Obviando el consumo en estas circunstancias (que supera con facilidad los 11 litros), el control del coche es relativamente fácil y no hemos encontrado ninguna circunstancia en la que circular con él pueda hacerse incómodo por el alto número de caballos. Gracias a que el margen efectivo de par es muy grande (desde las 1.700 hasta las 5.000 vueltas) es raro que el motor quede “muerto” y nos obligue a un cambio de marcha de emergencia.

Aunque no cuenta con un coeficiente aerodinámico prodigioso (0,34), la marcha en carretera del Scirocco tiene el lado tranquilo que tanto se  echa de menos en largas distancias. Su sexta marcha no compromete la respuesta a la hora de adelantar gracias a un efectivo par motor de 280 Nm. Lo mejor, sin duda, es que podemos conseguir un consumo por debajo de 6 litros si nuestra conducción es totalmente opuesta a la deportividad del coche.

Ficha técnica

Datos técnicos

Maletero

Poco importará la capacidad del maletero al orgulloso dueño de este deportivo. De hecho no podrá presumir de ello porque apenas llega a los 300 litros. Lo bueno es que el espacio es lo suficientemente profundo para cargar maletas de tamaño medio y que la altura a salvar es corta debido a la baja carrocería. Si se desea usar como biplaza, el Scirocco con asientos abatidos puede conseguir un volumen de carga de 755 litros.

Equipamiento

Por todo lo que ofrece, el Scirocco 2.0 TSI es un coche muy completo y excelente en cuanto a relación calidad precio. Sus dos alternativas directas, el Volvo C30 y el Alfa Brera, son considerablemente más caras si tomamos la potencia como referencia.

El Scirocco, con esta motorización ligada a un cambio manual, se vende a un precio de 28.000 euros, casi 2.000 menos que con respecto al DSG de 6 velocidades. De serie incluye elementos como el sensor de lluvia, climatizador bizona, volante de tres radios en cuero y el sistema de audio RCD510 con MP3 y toma auxiliar.

El equipamiento opcional que deja es escaso a la vez que caro. En el caso de querer la suspensión adaptativa, el cliente debe asumir un coste adicional de 890 euros. También deberá pagar casi 1.000 euros por el sistema de iluminación más avanzado (que incluye faros autodireccionables y bixenon) y otros 765 por los controles de distancia en aparcamiento, velocidad de crucero y asistente de arranque en pendientes. La instalación del Bluetooth y el navegador con disco duro suponen otros 2.000 euros de desembolso.