Aunque a simple vista parezca inofensivo y falto de carácter, el Fiat 500 1.4 de 100 cv sorprende por tener más cualidades dinámicas de las que se le suponen en un principio. Detalles muy cuidados, cromados por doquier y equipamientos notables siempre parecen querer adornar los inminentes fracasos mecánicos, aunque este no es el caso. No hay nada que esconder y mucho de lo que presumir.

Si a nivel estético el 500 te convence, debes saber que el modelo que hemos probado no es el más barato, pero por seguro es uno de los que más satisfacción dará a su propietario. Por algo menos de 11.000 euros tienes disponible el primero de la gama (un motor 1.2 de 69 cv). El nuestro, un 1.4 de 100 cv con acabado Sport cuesta 14.790 euros.

Más que carácter…

La sensación más positiva del 500 la aportan la estabilidad de su chasis y la fiabilidad de la dirección. Esta última es muy precisa porque apenas exige correcciones en curva, no deja nunca “muerto” el volante y (¿por qué no decirlo?) es la culpable de que conducir un 500 sea la tarea más fácil del mundo. Pero esto no quiere decir, ni mucho menos, que no podamos arrancar matices “racing” a la valiente miniatura. Tras el mando del limpiaparabrisas el conductor tiene a su alcance un botón “Sport” que le convencerá por completo y que hará “despertar” de repente la dosis de potencia que lleva escondida.

Circulando en ciudad (en segunda o tercera marcha) se puede notar perfectamente el paso del modo “normal” al “sport”: la dirección se vuelve sensiblemente más dura y el acelerador, sin haber variado nuestra posición del pie, entregará más fuerza a las ruedas. Esta respuesta es más difícil de notar en la modalidad sport de otros competidores como el MINI.

El tarado de la suspensión del 500 puede ser criticado o alabado, según las preferencias del cliente. Es más bien seca desde el principio y puede resultar incómoda (a veces desesperante) para zonas repletas de badenes y guardias tumbados. Sin embargo, es también la responsable de que el 500 se mantenga firme y gire casi plano una vez en carretera. En este sentido, es un coche más indicado para los exigentes con las reacciones del coche que para los que busquen cierta comodidad al volante.  

Todo un rodador

Nosotros nos hicimos la misma pregunta. ¿Puede ser un vehículo de estas características un buen rodador? Lo cierto es que hay una enorme ventaja con respecto al otro motor de gasolina: mientras que su hermano pequeño, un 1.2 de 69 cv, mantiene unas prestaciones “únicas” para un uso urbano, el 1.4 ha respondido positivamente a todas nuestras dudas.

Datos técnicos

Siendo realistas, aunque la ficha técnica asegura que el 500 rodará a 182 km/h, esta práctica no es del todo recomendable. Pero ¿ocurrirá lo mismo por ponerlo a 140?. Absolutamente nada. No hay vibraciones, el régimen de vueltas no es excesivo y solamente es criticable una dosis extra de ruido (más por la proximidad del vano motor que por el sobreesfuerzo).

Lo más criticable quizá sea el dato de consumo, quizá provocado por la escasa aportación de su aerodinámica. En sexta velocidad (que la tiene) podemos alcanzar unos registros de consumo aceptables, pero por supuesto mejorables. La cifra media rondará los 5,5 litros circulando por debajo de los 120 km/h. En un ciclo mixto de carretera y ciudad, nuestro registro ha sido de 6,8 litros. En un coche así, y teniendo en cuenta que siempre ha ido con un solo ocupante y sin carga, debería ser menos. Si eres de los que busca ahorro por encima de todo, el 500 con motor 1.3 Multijet de 75 cv puede bajar la cifra media hasta los 4,2 litros.

Muy a la italiana

Decir que falta espacio en un 500 es como no decir nada en absoluto. Por eso, y porque pensamos que la compra vale la pena, vamos a intentar describir lo que ocurre una vez dentro de él, ya sea al volante o como mero compañero de viaje. Lo primero que nosotros cambiaríamos sería la configuración del asiento del piloto: la relación entre la banqueta y los pedales no es lo suficientemente cómoda para viajar (y el coche parece estar preparado para ello). Tal vez unos centímetros menos en la altura del asiento solucionaría este problema.

A pesar de la inevitable cercanía de la puerta a nuestra rodilla y hombro, una vez dentro no se está incómodo si tu altura no supera los 1,80 metros. Esto quiere decir que el 500 no sólo se ha pensado para gente media, sino también para gente medianamente alta. La parte trasera da cabida a personas de la misma estatura, así que salvado el paso a la banqueta trasera, la estancia será más bien cómoda. Los huecos portaobjetos parecen suficientes. Se ha ganado espacio bajo la consola central (donde iría la palanca de cambios, situada a la altura del volante como en algunos monovolumenes) y se han instalado portabebidas entre los asientos delanteros.

## ¿Suficiente volumen?

El Fiat 500 otorga espacio suficiente para un uso habitual de dos personas. En el espacio hay un volumen de 185 litros en el que caben dos maletas de viaje de forma holgada. La estrecha bandeja que hace de techo se puede retirar cómodamente ya que no ocupará espacio. Lo mejor es la comodidad para cargar el maletero, ya que la boca de carga tiene una altura más bien baja.

Resumen

Es una mala noticia que en un coche de casi 15.000 euros el climatizador no sea de serie. Lo bueno es que por poco más de 1.000 euros extras el coche quedará prácticamente completo: climatizador, navegador Blue&Me y sistema de audio con 6 altavoces y subwofer. El control de estabilidad es de serie con esta motorización.

Si tuviéramos que recomendar un motor para la compra de un 500, sin duda acudiríamos a este 1.4 por todo lo dicho anteriormente. Diversión, prestaciones y una suspensión más firme hacen que los acabados de esta valiente miniatura no sean los únicos argumentos dignos de alabanzas.