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Prueba: Audi RS4 Avant – Adrenalina familiar

Sabemos que ser padres es una tarea que no está exenta de emociones. Pero si eres capaz de añadir la diversión al volante, encontrarás la cuadratura del círculo. Eso sí, te avisamos que para lograrlo deberás echar el guante al Audi que te proponemos en esta prueba.

Recientemente he tenido la fortuna de ser bendecido con la paternidad. Una experiencia única e irrepetible (pese a que la idea es seguir ampliando la familia) que conlleva asociada innumerables cambios. Entre ellos está, sin duda, la elección del coche familiar. Basta que tengas un hijo para que las prioridades cambien. En ese momento pasas de pensar en compactos y utilitarios para configurar vehículos cuya característica principal sea el exceso de espacio.

Un tipo de automóvil soso y anodino (con todo el respeto del mundo) que consigue enfriar las emociones más calenturientas de los auténticos petrolheads. No obstante, dado que en esta vida hay hueco para todo, nunca mejor dicho, algunos fabricantes han sabido satisfacer las necesidades más primarias de esos padres (y madres) más deportivos con familiares extremadamente picantes. Aquí ya te hemos hablado de modelos más o menos accesibles como los SEAT León CUPRA ST, Skoda Octavia RS o el Volkswagen Golf R Variant.

Ficha Técnica Audi RS4 Avant

Motor: Gasolina, 6 cilindros en V, biturbo

Cilindrada: 2.894 cm3

Potencia: 450 CV entre 5.700

Par: 600 Nm entre 1.900-5.000 rpm

Velocidad Máxima: 250 km/h

0-100 km/h: 4,1 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 11,6 / 7,2 / 8,8 l/100 km

Emisiones CO2: 200 gr/km

Dimensiones: 4.781 / 1.866/ 1.404 milímetros

Maletero: 505-1.1510 litros

Peso: 1.790 kg.

Cambio: Automática, con convertidor de par, de ocho velocidades

Depósito: 58 litros

Precio: 96.900 euros

Pues bien, sin salir del Grupo Volkswagen, subimos un punto el nivel y nos vamos directamente a los escalones más altos del mismo, en donde Audi lleva más de dos décadas y media dejándonos con la boca abierta gracias a las variantes RS de sus Avant. En la retina todavía tenemos grabados lo 605 CV del RS6 Performance que probamos hace un par de años y que, probablemente y bajo una percepción completamente subjetiva, consideramos que es el familiar deportivo definitivo. No obstante los más de 150.000 € que cuesta son un impedimento para la práctica totalidad de los mortales.

Quizá por eso, la firma de los cuatro aros lleva proponiendo un producto más ‘asequible’ (hablamos de una tarifa inicial de 96.000 €) como es el maravilloso y exquisito RS4 Avant. Una auténtica bestia que ahora alcanza su quinta generación (cuarta si no contamos el primer RS2 Avant y que ha puesto a trabajar los ventiladores del motor a ‘todo trapo’ para recobrar el aliento tras la dura jornada de pruebas a la que le hemos sometido.

El aburrimiento, para otros

Porque ¿quién se atrevió a decir que los familiares han de ser aburridos? Sí, cierto es que con la paternidad uno rebaja el ritmo y la prioridad no es llegar antes, sino que los ocupantes más pequeños tengan un viaje placentero y lo más confortable posible. Como dicen sobre los pilotos de Fórmula 1 que estrenaban el cargo, estos pierden cerca de cuatro décimas por vuelta…

Pero todo eso no quita para que puedas seguir disfrutando de un vehículo de garantías y emocionante siempre que quieras. Cualidades que el RS4 Avant derrocha… de sobra. No estamos hablando de un familiar al uso, sino de nada menos que una auténtica bestia de 4,78 metros de largo que aloja un descomunal motor V6 biturbo de 2.9 litros y 450 CV. Quienes nos sigan asiduamente les sonará este bloque, pues es el mismo que emplea el último RS5 Coupé que probamos hace algunos meses. Una auténtica obra de ingeniería que sustituye al no menos exquisito V8 atmosférico de 4.2 litros de la generación precedente. Un propulsor que parecía insuperable, pero del que ahora ni nos acordamos una vez aceleramos con contundencia en nuestra unidad.

Contundente. Así lo definiríamos. Basta un solo acelerón para comprenderlo. Gracias a la función Launch Control, el RS4 Avant nos catapulta hacia delante en menos de lo que tardamos en escribir estas líneas. En 4,1 segundos, el velocímetro ya marca los 100 km/h, previa fusión de nuestra espalda con los asientos deportivos con reposacabezas integrados y un diseño exclusivo, para desde ahí seguir subiendo como un auténtico bólido de carreras. A poco que nos descuidemos rozamos la ilegalidad de cualquier carretera de nuestro país.

Pero es que el V6 biturbo es lo que demanda. Quiere emoción. Quiere que la aguja del cuentarrevoluciones se acerque constantemente a la zona roja (situada a 6.400 rpm). Quiere que nos dejemos de comodidades y alternemos cambios de marcha con las levas situadas tras el volante. En definitiva, quiere que nos divirtamos. ¡Y vaya si nos divertimos!

Los 450 CV que ha desatado se combinan con un par máximo de 600 Nm que hace su aparición a solo 1.900 rpm y se estira hasta nada menos que las 5.000 rpm. Cierto es que es menos estridente que el anterior FSI (la melodía del atmosférico es fácilmente inigualable) pero lo palia con un régimen de actuación mucho más amplio consiguiendo que en menos de lo que esperamos vayamos rápido… pero muy, muy rápido.

Ni que decir tiene que llevamos activo el modo Dynamic, por lo que todos los parámetros del vehículo han virado su actuación hacia la configuración más deportiva. Dirección y suspensión se han endurecido ligeramente (la primera lo hace además en función de la velocidad), el escape se ha liberado de ataduras y el diferencial trasero deportivo permite un mayor grado de deslizamiento cuando afrontamos una curva.

Frena, gira y acelera

Ahí es donde nos encontramos ahora mismo: afrontando el vértice de la primera curva cerrada de nuestro recorrido habitual para este tipo de vehículos. Llegamos un poco más rápido de la cuenta, somos conscientes. La emoción del momento tiene parte de culpa. Pero también sabemos que el RS4 Avant nos permitirá cualquier exceso que no sea desmedido. Clavamos frenos y pese a no llevar los carísimos y efectivos carbocerámicos (que se ofrecen en opción), los discos perforados de 400 mm que monta en ambos ejes nos detienen con tal decisión que incluso especulamos en la posibilidad de haber alargado la frenada.

Antes de que ese pensamiento aparezca si quiera, ya estamos efectuando el giro. La precisa dirección (con 2,1 vueltas entre topes) nos coloca donde queremos, mientras que el mencionado diferencial trasero deportivo en combinación con la tracción total quattro (necesaria para domar este potro salvaje) redondea la curva con tal agilidad que no parece que estemos manejando una carrocería de 4,78 metros.

Perfecto para el día a día

Podríamos tirarnos párrafos y párrafos describiendo todas las bondades dinámicas de este RS4 Avant, tales como una puesta a punto del chasis de matrícula que elimina cualquier balanceo, subviraje o sobreviraje, el excelente trabajo de los mencionados frenos, que no muestran síntomas de fatiga en ningún momento o una caja de cambios simplemente deliciosa que se postula como el gran aliado del 2.9 biturbo que sigue empujando ‘como si no hubiera un mañana’; pero también somos cautos, y quien adquiere este RS4 Avant no siempre va a ir con el cuchillo entre los dientes.

El afortunado comprador que pueda pagar la tarifa de este familiar de altas prestaciones, también busca un modelo solvente con el que sentirse seguro principalmente en carreteras secundarias gracias al hipódromo que aloja bajo el capó. Un conductor que, en muchas ocasiones, tendrá que reprimir sus instintos más primarios y borrar el gráfico de fuerzas G o detener el cronómetro que aparecen en el Audi virtual cockpit para activar el modo Comfort. Suena raro lo que voy a decir, pero hasta incluso nos falta un programa Eco que permita rebajar un grado más el consumo medio.

No vamos ni a detenernos en el dato logrado durante una jornada de conducción sin límites y solo os decimos que llegamos a duplicar los 9,5 l/100 km que conseguimos en un día a día sin sobresaltos, yendo al trabajo, al gimnasio, a la compra o a recoger a los niños al cole, en donde el RS4 Avant no difiere mucho de cualquier otro Avant de la gama gracias a su confort, insonorización y habitabilidad (tiene un maletero que cubica 505 litros).

Pasa desapercibido

Todo ello acompañado de un diseño perfectamente camuflado. No vamos a decir que sea igual que cualquier otro Avant de la gama, pero pese a estar ante la versión más bruta de la familia A4, el RS4 Avant no es catalogado como un ‘gira-cuellos’, estéticamente hablando (el sonido ya es otra cosa). Una cualidad que en las marcas alemanas saben explotar bien (hay a quien no le gusta ser el centro de atención) pero que en este Audi se maquilla con soluciones que saltan a la vista.

Hablamos de un exterior compuesto por paragolpes prominentes, con unos ángulos más marcados y unos pasos de rueda 30 mm más anchos que permiten albergar llantas hasta de 20 pulgadas tan impresionantes como caras montadas sobre neumáticos en medida 275/30 ZR20. En la parte trasera destaca el difusor pintado en negro en el que se incrustan dos enormes salidas de escape ovaladas. Los diferentes detalles en negro piano (parrilla, retrovisores, barras de techo o taloneras) o los nuevos apéndices aerodinámicos colocados en algunas pares estratégicas de la carrocería se encargan de poner la guinda a un conjunto sencillamente extraordinario.

En el habitáculo, el diseño elegante y bien terminado que caracteriza a la gama A4 se rodea de tapizados exclusivos de esta variante como es el cuero Alcántara que recubre el volante o el pomo del cambio. Los asientos deportivos con costuras específicas en rojo, los pedales de aluminio, la iluminación ambiental LED o las diferentes molduras en carbono y aluminio pulido rematan un interior en el que la habitabilidad pasa incluso a estar en un segundo plano.

Porque pese a los 450 CV, a la fulgurante aceleración que registra y al intachable comportamiento que nos brinda, el RS4 Avant mantiene intacta esa filosofía familiar determinada por una de las zonas traseras más amplias de su categoría y por un maletero de 505 litros perfecto para guardar todas nuestras emociones.  

¿Preparado para lo siguiente?

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