Saltar al contenido principal
En estos momentos, los servicios que ofrece AutoScout24 están limitados por trabajos de mantenimiento. Esto afecta a algunas funciones, como el contacto con los vendedores, el inicio de sesión o la gestión de los vehículos para la venta.

Al límite: Opel Adam Rally Cup – Pequeño pero matón

El deporte de masas llevado al límite: ya no se trata de competir con bólidos en las categorías GT3, DTM o en la Fórmula 1, sino con automóviles normales. Ese es el objetivo de la división de deporte de motor de Opel. Y con el Adam Rallye Cup resulta extraordinariamente divertido.

Opel regresa a sus raíces. El fabricante alemán cuenta con una notable tradición en rallys y carreras de larga distancia. Por ejemplo, Walter Röhl con el Ascona A en 1974 y en 1982 con el Ascona B 400, sin olvidarnos de la victoria en las 24 horas del circuito de Nürburgring (2003 – Astra V8 Coupé) con Manuel Reuter, Timo Schneider, Marcel Tiemann y Volker Strycek al volante.

Ahora es el Adam el encargado de recuperar esta tradición. Y eso que los datos de este pequeño bólido de carreras procedente de Rüsselsheim no parecen ser muy halagüeños para este cuarteto: motor de 1,6 litros, 140 CV de potencia y 174 km/h de velocidad punta. Sin embargo, cualquier piloto se frotaría las manos al descubrir que su peso en vacío es de 1.090 kilogramos.

Vacío

El coche se ha vaciado por completo. Procedente de la fábrica de Eisenach –donde se montan los Adam de serie– la división de competición recibe simplemente la carrocería en bruto a la que se suelda en primer lugar la jaula de seguridad calculada por ordenador. Según el director de esta división, Jörg Schrott, de esta forma el Adam Rallye Cup sale beneficiado en lo que respecta al peso y a la seguridad en comparación con las jaulas de seguridad convencionales que se incorporan al vehículo en una fase posterior de su fabricación.

El resto del interior tampoco es que recuerde mucho al automóvil estiloso fabricado en serie: la consola central ha desaparecido, la zona donde antes se encontraban el navegador y la radio solo cuenta con unos pocos botones para el encendido y el starter y tan solo la ventilación es la misma. El piloto queda sujeto al asiento de carreras envolvente con un cinturón de cinco puntos y en el centro saltan a la vista los elementos de mando más importantes para él: la palanca de cambio y el freno de mano.

Lo más importante

Con un formato imponente y a la altura del cubo del volante se encuentra la palanca del cambio secuencial, en una posición perfecta como la de un verdadero coche de carreras. Y precisamente aquí se separa el grano de la paja en esta categoría de descendientes de los grandes coches de rallyes: la competencia (en la especificación FIA R1), compuesta por el Citroën DS3, Toyota Yaris y Renault Twingo, tienen que conformarse con un sencillo cambio manual. La segunda característica que los diferencia es el diferencial autoblocante situado en el eje delantero y que ya conocemos del Opel Corsa OPC Nürburgring Edition. Con él este pequeño Adam de carreras se convierte en un ávido devorador de curvas.

En la primera curva en la que interviene el freno uno se da cuenta de otro pequeño –aunque no insignificante– detalle: el Adam Rallye Cup carece tanto de ESP y ABS como de una guantera refrigerada o un programador de velocidad con regulación de distancia.

Instrucción

Equipado de esta forma me pongo al volante de este bólido en miniatura para dar un par de vueltas de prueba acompañado por el copiloto y alma indiscutible de la división de rallys de Opel Horst Rotter, quien también ha asumido en esta ocasión el papel de conductor de pruebas del Adam. Tras una breve instrucción acerca del uso del cambio secuencial y la advertencia de que él tiraría por mí del freno de mano en las curvas adecuadas agarro con fuerza el volante y enfilo hacia la parrilla de salida sonriendo de oreja a oreja al pensar en la diversión que me espera en los próximos minutos.

Con un sonido ensordecedor procedo a engranar una marcha tras otra, aunque tras las primeras vueltas eufóricas me doy cuenta de que son solo dos las que puedo utilizar realmente puesto que tan solo la primera ya llega hasta los 80 km/h. Antes de la primera combinación de curvas estrechas hay que reducir a primera y antes de llegar al vértice Horst comienza a gritar como un condenado desde su asiento para que pise el acelerador a fondo. Esto no tiene nada que ver con el efecto turbo, algo de lo que el Adam carece –al igual que de un turbo–, sino con el efecto rosca del eje delantero bloqueado.

Y llega la locura...

Dando gritos de alegría nos aproximamos a una pequeña chicane llena de gravilla. Mantengo el acelerador pisado a tope mientras engrano la segunda marcha, a lo que esta pequeña máquina de competición responde con un contundente sonido apreciable en la zona del tubo de escape y enfilando la siguiente «subida en segunda a medio gas y luego a la derecha». Tras tan solo dos vueltas esta pequeña bestia ha logrado castigarme la espalda de una forma tan brutal que en mi lista mental de cosas por hacer anoto en una posición bastante elevada «apuntarme al gimnasio para mejorar mi condición física».

Cuando sin ningún tipo de preaviso Horst tira con fuerza del freno de mano en el momento en el que nos encontramos en la curva más cerrada del circuito y con el asfalto mojado mi respuesta es pisar con fuerza el acelerador unos dos segundos antes de lo normal, contravolanteando y tirando de este tracción delantera con la zaga casi cruzada y amenazando con salirse de la trazada... ¡diversión en estado puro!

Conclusión

El Opel Adam Rallye Cup es todo fuerza, traza las curvas como alma que lleva el diablo y su sonido es infernal, sobre todo en el interior. No estamos hablando de la pasión que levantaban los rallys en los años ochenta, sino del placer de competir por competir que experimentan aquellos para los que la diversión al volante es mucho más importante que el hecho de presumir de coche.

A las primeras carreras con 24 coches en la ADAC Rallye Cup en la especificación Cup que tuvimos el placer de conducir le seguirá para la temporada 2014 el R2 de 190 CV y la homologación internacional. Los automóviles R1 podrán equipararse posteriormente, puesto que ya cuentan con el motor adecuado y con el cambio secuencial. Parece que un año después llegará la categoría R3T sobre la base del próximo Corsa para, a continuación, acceder a la ERC con un Corsa R5. Ese es el plan.

Opel no solo cuenta con una bonita tradición en el mundo del deporte del motor, sino que también tiene un plan para desarrollar este ADN en el futuro. Tras alguna que otra incursión con poco éxito en la DTM, la marca del rayo ha decidido ahora centrar su atención en el deporte de masas con un acceso asequible (el Adam Rallye Cup cuesta «ready to rallye» unos 25.000 euros) y buenas opciones de escalar a las categorías de competición superiores. Pero Opel no solo reaparecerá en los rallys sino también en las carreras en circuito. El fin de semana de Pentecostés los Astra GTC de 300 CV comenzarán su lucha personal en la carrera de 24 horas celebrada en la variante norte del Nürburgring.

P.D.: Para el Opel Adam (de calle) está previsto un «cambio de marchas automatizado». Aunque no se trata solo del cambio secuencial del Opel Adam (Rallye) que os hemos presentado en esta ocasión. Lástima...

¿Preparado para lo siguiente?

Compartir el artículo

WhatsAppEmailFacebookCopiar link

Todos los artículos

comparativa-suv-phev-opel-grandland-ford-kuga-2022

VÍDEO| Ford Kuga vs. Opel Grandland 2022: comparamos dos SUV híbridos enchufables

Pruebas · Comparar pruebas
Nuevo Opel Astra ST 2022 (1)

¡Probamos el nuevo Opel Astra ST que llegará a finales de año!

Pruebas · Opel
Probamos el Opel Astra 2022: así va su sexta generación

Probamos el Opel Astra 2022: así va su sexta generación

Pruebas · Opel
Mostrar más