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Prueba: Mazda 2 1.5 SKYACTIV-G 90 CV – Eterna lucha contra la élite

Ponemos a prueba al renovado Mazda 2. El urbano japonés nos ha dejado grandes sensaciones a nivel dinámico, consiguiendo ser un coche de menos de 1.100 kilos confortable en los casi 600 kilómetros de prueba.

Aunque, por supuesto, tenemos que sacarle los colores en algunos aspectos porque nadie es perfecto. Vamos a ello. La cuarta generación del Mazda 2 salió a la luz hace tres años, en 2015, adoptando como novedad la tecnología SKYACTIV. Un sistema que logró reducir muchísimo el peso, involucrando al motor, la transmisión y el chasis. Ahora, en su mitad de ciclo comercial, el Mazda 2 MY18 se renueva ligeramente manteniendo ese diseño pintón y llamativo. Su gama de motores se centra exclusivamente en la gasolina, repartiendo sus potencias en 75, 90 y 115 CV. De esta forma, se despide definitivamente de la oferta diésel, compuesta otrora por un bloque 1.6 de 95 CV.

Tenemos ante nuestros ojos a un utilitario puro del segmento B, con cinco puertas (la carrocería de tres puertas se suprimió dada su escasa demanda comercial) y 4,06 metros de longitud. Cota que le permite competir directamente con modelos de referencia como el Ford Fiesta, Renault Clio, SEAT Ibiza o Volkswagen Polo. Quizás, por ventas el japonés deba luchar con los Skoda Fabia, Suzuki Swift o Hyundai i20, pero la verdad es que, gracias al buen trabajo realizado por Mazda en lo referente a calidad, el Mazda2 siembra la duda en el debate de sus rivales.

Estética envidiable

Pese a no atisbar grandes cambios exteriores, Mazda ha logrado que gran parte de su atractivo esté en el diseño agresivo de su parrilla, con unos nuevos faros antiniebla LED integrados en la parte baja. Sus marcados pasos de rueda envuelven unas llantas de 16 pulgadas, ensanchando una figura atrevida y deportiva.

Ficha Técnica Mazda2 1.5 SKYACTIV

Motor: Gasolina, cuatro cilindros en línea, atmosférico

Cilindrada: 1.496 cm3

Potencia: 90 CV a 6.000 rpm

Par: 148 Nm a 4.000 rpm

Velocidad Máxima: 177 km/h

0-100 km/h: 12 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 6,0 /4,7 /5,2 l/100 km

Emisiones CO2: 112 gr/km

Dimensiones: 4.060 / 1.695/ 1.495 milímetros

Maletero: 280-950 litros

Peso: 1.075 kg.

Cambio: Automático, convertidor de par, seis velocidades

Depósito: 44 litros

Precio: 17.450 €

Precio ud. probada: 18.550 €

Pero no solo su frontal llamaba la atención. La zaga monta unos faros alargados y elegantes integrados a la perfección en un portón con una apertura elevada que incrementa notablemente su funcionalidad. Como guinda, nuestra unidad sumaba el exclusivo color Soul Red Crystal que, eso sí, tiene un coste ligeramente superior al del resto de opciones (700 €).

Salto de calidad

De puertas para dentro, los diseñadores nipones han hecho los deberes en este nuevo Mazda2. Estamos ante un coche con buenos acabados en comparación con muchos de sus competidores, ofreciendo igualmente detalles tanto de confort como de seguridad que le diferencian del resto. Materiales blandos tanto en el salpicadero como en los paneles de las puertas se entremezclan con otros plásticos más duros que no dan sensación de baja calidad.

En cuanto al confort de los pasajeros, no hay peros en lo que a espacio y ergonomía de las plazas delanteras se refiere. Las traseras, por su parte, también homologan buenos datos. Hablamos de 881 milímetros de espacio para las piernas y 1.272 mm a la altura de los hombros. Dato, este último que quizá se quede algo escaso a la hora de intentar colocar a tres adultos pero, como es habitual en este segmento, lo más recomendable es que viajen dos personas. Pese a todo, Mazda ha conseguido aprovechar al máximo la amplitud interna para un vehículo que homologa una anchura exterior de 1,70 metros.

Un extra más en tecnología

El nuevo Mazda2 cuenta con ciertos detalles relativos a la seguridad que le posicionan un escalón por encima de algunos de sus rivales directos. En el acabado de nuestra unidad, el Evolution, se incluyen la cámara de visión trasera con sensores, la alerta por cambio involuntario de carril o el asistente de arranque en pendientes. Si queremos ampliar la oferta de asistentes, habrá que pasar por caja para equipar el control del ángulo muerto, el detector de fatiga y la alerta por tráfico cruzado trasero.

Aunque, sin duda, lo más reseñable dentro del elenco tecnológico de este Mazda2, y que en su día se convirtió en primicia en su segmento, es el Head-Up Display. Mediante una pequeña membrana situada frente a nuestra vista (evitando así que apartemos la mirada de la carretera) proyecta las indicaciones relativas a la velocidad, la última señal vial y las indicaciones de la navegación.

Hablando de este último, aprovechamos para mencionar el buen trabajo realizado en lo concerniente al sistema multimedia. Con un manejo sencillo e intuitivo (siempre a través del mando giratorio colocado, eso sí, algo a desmano), la pantalla de 7 pulgadas ofrece una resolución sobresaliente.

Buen motor

Dentro de la terna mecánica previamente mencionada, la versión que protagoniza estas líneas correspondía con la intermedia, es decir, la de 90 CV. Con una arquitectura de cuatro cilindros en línea, este bloque aspirado de inyección directa y 1.5 litros de cilindrada destaca por elasticidad, aunque no así por su poderío. Por suerte, los escasos 148 Nm de par máximo, que aparecen a las 4.000 vueltas, resultan más que suficientes para mover un conjunto que únicamente cifra 1.075 kilos de peso.

No obstante, su condición de propulsor aspirado nos obliga a tener que elevar el régimen de giro hasta las 6.000 rpm para conseguir algo de ‘chicha’, circunstancia que repercute seriamente en el consumo. En concreto, durante la prueba, el gasto medio medido no bajó de los 6,7 l/100 km, suponiendo casi dos litros más que el homologado por la marca. Lejos de ser una crítica, es entendible, pues resulta complicado conseguir que un motor atmosférico consiga ‘respirar’ desde un régimen bajo de vueltas.

Circunstancia que palia con un comportamiento picante cuando realizamos una conducción dinámica. Sí, porque aunque el Mazda2 no sea un virtuoso a la hora de afrontar un tramo revirado, sí nos permite juguetear y disfrutar de su conducción gracias, sobre todo, a un chasis bien equilibrado.

Doble opción

La versión de 90 CV de este Mazda2 es la única de la gama que se puede combinar con la caja de cambios automática. De tipo convertidor de par, ofrece seis relaciones bien escalonadas convirtiéndose en el perfecto aliado tanto para realizar una conducción tranquila como algo más movida.

Eso sí, en comparación con la manual de cinco relaciones disfruta de un menor poder de aceleración, en concreto hablamos de casi 2,6 segundos en favor de la primera, necesitando así 12 segundos para completar el 0 a 100 km/h.

Pese a todo, esta transmisión nos deja un aceptable sabor de boca. Una respuesta decente a nuestro acelerón, siempre hay que estar atentos ante una posible reducción de marchas, sobre todo en vías secundarias, para conseguir así una respuesta más contundente a la hora de afrontar un adelantamiento.

Todo suma

No podemos concluir esta prueba sin mencionar el precio de partida de este Mazda2 y por supuesto, el precio de la unidad probada. Si bien la versión de 90 CV arranca en los 14.550 € del acabado Origin con cambio manual, el optar por la transmisión automática nos obliga a asociar el nivel Evolution, por el cual hay que desembolsar 17.450 €. Sobre esta tarifa, hay que aplicar los 700 € de la pintura Soul Red Crystal antes mencionada y los 400 € del sistema de navegación, dejando el precio final en 18.550 €.

Un precio que pese a resultar elevado de primeras, pero que si lo comparamos con sus rivales más directos, veremos no solo que se mueve en el mismo rango, sino que además se posiciona por delante, pues mientras que el resto opta por acabados intermedios, este Mazda2 nos presenta su nivel más elevado, con una dotación ciertamente bien equipada.

Por tanto, ya sea por nombre o por historia, alguien con ese presupuesto posiblemente optará por lo seguro y lo que más conoce. Pero ahí está el trabajo de Mazda. Conseguir hacerse un hueco entre los “famosos” y los de “renombre” y poder competir de tú a tú con los líderes de ventas

¿Preparado para lo siguiente?

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