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Prueba: Cadillac BLS 2.8 T V6 – Siempre será americano

El BLS es una buena muestra de que Cadillac quiere hacerse notar en Europa. Fabricado en el viejo continente y con muchos elementos similares al Saab 9-3, la berlina estadounidense ofrece un gran nivel de confort y una mecánica muy atractiva desde 29.990€.

Eso sí, un coche americano siempre será un coche americano… El diseño de la carrocería del BLS no deja lugar a dudas de la nacionalidad de la marca a la que pertenece. El musculoso frontal, con una calandra en forma de V y unos faros muy pronunciados, anticipa la estética de la parte trasera, caracterizada por los ángulos rectos y unas alargadas ópticas entre las que destaca la luz de freno situada unos centímetros más arriba de la matrícula.

Este marcado carácter americano se contrarresta con un interior prácticamente igual al del Saab 9-3 (el volante de ambos modelos solo se diferencia en el logotipo central), aunque vuelve a ser acusado cuando se descubre que bajo el capó se encuentra el motor 2.8 Turbo V6 de General Motors. Se trata del propulsor más alto de la gama, que, con la terminación Sport Luxury y el cambio automático de seis velocidades, eleva el precio del BLS hasta los 45.950€.

Un motor imponente

El aspecto más destacado de este modelo es, sin duda, su motor. Los 365 Nm de par máximo, que se mantienen desde las 1.800 rpm hasta las 4.500 rpm, ilustran perfectamente la gran aceleración de este propulsor, que empuja con mucha fuerza desde bajas revoluciones. Esto le permite llegar a los 100 km/h desde parado en 7,5 segundos y alcanzar los 245 km/h de velocidad punta, algo en lo que también tiene mucho que ver los 256 CV de este V6.

En la versión probada, este imponente motor venía acompañado de una transmisión automática de seis velocidades. Se trata de una caja de cambios que tarda un par de segundos en encontrar la relación adecuada cuando se pisa el acelerador de una forma brusca, aunque funciona de una forma correcta en el resto de las ocasiones.

Con levas en el volante

Además, ofrece la posibilidad de gestionar el cambio de marchas manualmente gracias a un sistema secuencial que se puede dirigir desde dos lugares. El más llamativo es el volante, en el que se encuentran dos levas al alcance de los pulgares que permiten llevar a cabo una conducción muy divertida. A pesar de ello, se trata de unos mandos poco eficientes cuando se trata de una carretera revirada, puesto que van unidos al volante y son difíciles de manejar cuando se está girando constantemente.

En esos casos, se puede utilizar la palanca de cambios de forma secuencial para llevar a cabo una conducción muy parecida al de un coche con transmisión manual. Y es que se trata de una caja de cambios que permite utilizar el freno motor a la hora de las reducciones, algo que ayuda considerablemente a la hora de aprovechar todas las cualidades del magnífico propulsor americano.

El único inconveniente, sin embargo entendible en un motor de estas características, se encuentra en las cifras de consumo de combustible y emisiones de CO2. El Cadillac BLS con motor 2.8 Turbo tiene un consumo mixto de 10,7 litros por cada 100 kilómetros y alcanza casi los 17 litros en ciudad. Además, emite 259 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido, lo que provoca que el impuesto de matriculación sea del 14,75%.

Gemelo del Saab 9-3

El BLS destinado para el mercado europeo se produce en la misma factoría que el Saab 9-3. De hecho, comparte prácticamente todos los elementos del interior con el vehículo sueco, del que se diferencia en detalles como el símbolo de Cadillac en el volante o un llamativo reloj de aguja en el centro del salpicadero. Se trata de una zona que destaca por la funcionalidad de los mandos de la radio y la climatización, que se manejan de una forma clara y sencilla. Son características que comparte el cuadro de mandos, formado por tres grandes esferas en las que el conductor puede recabar toda la información de un solo vistazo.

Los asientos de este Cadillac son cómodos, aunque no recogen demasiado al conductor lateralmente. Los delanteros se pueden regular en numerosos aspectos y tienen la posibilidad de memorizar diferentes posturas, mientras que en los traseros pueden viajar cómodamente dos adultos e incluso tres si no cuentan con una estatura muy destacada. Desde esta parte del habitáculo, y a través del lugar en el que se aloja el reposabrazos central, se puede acceder a un maletero de 425 litros muy aprovechables gracias a la forma de la trasera.

Sistema Stabilitrak

Cuatro son los niveles de equipamiento en los que está disponible el BLS. Todos ellos traen de serie ABS y control de tracción, mientras que el sistema de control de estabilidad, denominado Stabilitrak, únicamente no se encuentra incluido en la terminación más baja. Ocurre lo mismo con el climatizador de doble zona, el asiento del conductor ajustable en ocho posiciones, los faros antiniebla delanteros y los limpiaparabrisas con sensor de lluvia.

Si están en todos los niveles de equipamiento los retrovisores térmicos ajustables electrónicamente, el volante forrado en piel y el control de velocidad de crucero. Este último es un sistema que funciona muy bien en el Cadillac gracias al mando situado en una de las palancas tras el volante, que permite fácilmente aumentar o disminuir la velocidad establecida inicialmente. Lo que sorprendentemente no está incluido es el encendido automático de luces, para cuya activación hay que utilizar los mandos tradicionales.

Precio competitivo

El Cadillac BLS está disponible en tres motores gasolina (2.0 T 175 CV, 2.0 T 210 CV y 2.8 T 256 CV) y un diesel (1.9 D 150 CV) cuyos precios de base oscilan entre los 29.900€ y los 41.390€. Son cifras ligeramente inferiores a las de rivales como el A4 de Audi o la serie 3 de BMW, que dejan ver la fuerte apuesta de Cadillac por alcanzar un lugar importante en el mercado europeo. El BLS es un buen instrumento para conseguirlo gracias a un diseño muy característico y un comportamiento en carretera en el que siempre está presente la palabra confort.

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