Un icono de los videojuegos de conducción sale a subasta por una mareante cifra

Este Nismo 400R de 1996 casi nuevo y extremadamente exclusivo espera alcanzar las siete cifras en su precio de venta en las subastas de Monterey.

A ojos de alguien no demasiado experto en el motor, el Nissan Skyline GT-R es un deportivo discreto, heredero directo de una berlina media, que podría conducir cualquier trabajador de clase media acomodada del Japón de los años 90, elegante pero sutilmente agresivo. Aunque este Nismo 400R, que está a punto de subastarse aproximadamente por un millón de dólares, deja entrever que de civilizado no tiene nada.

En 1989, Nissan presentaba el Skyline GT-R R32, un animal competitivo adscrito al Grupo A de homologación de la FIA, con un sofisticado sistema de tracción total que tenía poco que envidiar al puntero sistema del Porsche 959, y todo por una fracción de su precio. Nissan lo llevó a competición y arrasó. En Australia lo apodaron Godzilla, por sus inapelables victorias en Bathurst y su consiguiente prohibición por la tremenda ventaja competitiva. En Japón, destruyó el campeonato japones de GT bajo el color azul del patrocinio de Calsonic. Incluso en España, Luis Pérez-Sala participó con un Skyline R32 prácticamente de serie que fue capaz de acabar con toda la competencia sin menor problema, a pesar de estar tremendamente penalizado por lastre.

De la competición a la videoconsola

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A mediados de los 90, Nissan presentó el sucesor de Godzilla, el R33, que actualmente quizá esté eclipsado por sus hermanos, el R32 que significó el resurgir de la R roja en la calandra de los Nissan, el R34, popularizado por la saga de Fast & Furious o el más reciente R35, disponible para su compra. En cualquier caso, todos ellos alcanzaron una visibilidad excepcional gracias a su aparición en la saga de videojuegos Gran Turismo, en especial sus dos primeras entregas, que coincidieron con el apogeo del modelo.

En 1995, Nissan acudió a Le Mans para participar con la nueva iteración de su GT-R en la única carrera que no les había prohibido participar. El arma elegida fue un R33 fuertemente modificado, aligerado, y ensanchado con un kit aerodinámico, y el corazón de la misma bestia que fue el R32, el motor de 6 cilindros legendario ya, el RB26DETT de Nissan, de 2,7 litros turbo, exprimido hasta los 600 caballos en competición. Incluso se hizo una unidad para homologación con la potencia rebajada a los 300 caballos, el GTR-LM.

Un año después, en 1996, Nissan encargó a Nismo, su división de competición, la creación de un GT-R  como homenaje a la participación en La Sarthe del año anterior. El resultado fue este Nismo 400R, una versión absolutamente demencial del (no tan) discreto coupé, que eludía el pacto de caballeros de las marcas japonesas de no construir modelos de más de 280 caballos, para elevarlo a los 400, que dio nombre a esta variante. El motor seguía siendo el excelente RB26DETT, capaz de producir incluso más potencia y que admitía multitud de modificaciones sin despeinarse.

Tracción total, cuatro ruedas directrices y sistema de vectorización del par, al igual que su hermano mayor, pero actualizado. El 400R además cuenta con llantas homenaje al GT-R LM de Le Mans, una altura rebajada en 30 mm, y una raya blanca que sigue la horizontal del vehículo y que termina con un 400R junto a los característicos dobles pilotos redondos traseros. Sobre ellos, un alerón de fibra de carbono con el distintivo 400R en el lateral.

El Skyline GT-R más potente de serie

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En realidad, el Nismo 400R fue un fracaso. Con sus 400 caballos pasa por ser la versión de un Skyline de fábrica más potente, pero costaba más del doble que un GT-R R33 normal, por lo que la demanda no fue tan alta como se esperaba. De las 100 unidades proyectadas, según cifras de Nismo, sólo se terminaron 44, de las cuales hay constancia únicamente de 40. Es por ello que este modelo sea tan cotizado entre los coleccionistas y entusiastas del automovilismo japonés.

La aparición del 400R en sucesivas entregas de la saga de Gran Turismo también contribuyó a la popularidad de esta variante, que está previsto que ronde el millón de dólares en las subastas de Sotheby's en Monterey. Esta unidad color gris oscuro además presenta únicamente 7.000 km en su odómetro, con un interior inmaculado y un estado general prístino.

El vehículo se vendió en Japón en 1996, donde se cree que permaneció hasta 2012, cuando fue registrado en Hong Kong. Volvió al país nipón en 2020, para, tres años después, emprender su último viaje hasta los Estados Unidos, donde está registrado actualmente el vehículo. Este R33 Nismo 400R es la nota discordante en un lote de clásicos, sofisticados y extravagantes hiperdeportivos y otros incunables del automovilismo. Todo un icono millenial.

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