Adiós a Tom Matano, uno de los padres del Mazda MX-5
La historia del Mazda Miata, o Mazda MX-5 en Europa, irá siempre íntimamente ligada a la visión de dos hombres. El primero Bob Hall, el ideólogo, un ex-periodista del motor norteamericano que convenció a los directivos de Mazda para fabricar un deportivo asequible y pequeño y que acabó ocupando un puesto de I+D en Mazda Norteamérica. El segundo, Tsutomu “Tom” Matano, su creador, de cuyos trazos nació una de las siluetas más reconocibles en la automoción.
Desde Japón a conquistar el mundo
Tom Matano nació en Nagasaki en 1947, en plena posguerra. Aún a pesar de los tiempos duros, consiguió graduarse en ingeniería en Tokyo y emigrar en 1970, recién licenciado, a Estados Unidos en uno de los cargueros que ostentaba su familia, para continuar con su carrera de ingeniería, esta vez orientada al diseño.
Tras recorrer el país trabajando, pero sobre todo aprendiendo, Matano acabó reclutado en Detroit por General Motors tras una propuesta de diseño para Pontiac. Caducado su visado para trabajar en Estados Unidos, fue destinado a Australia, donde se encargó, entre otros, del Holden Torana. En 1977 volvió a emigrar, esta vez a Alemania, para trabajar en el diseño de los futuros BMW, con bocetos de lo que llegaría a ser el BMW Serie 8.
Fue en 1983 cuando se cruzó en su vida Bob Hall, que por entonces ya trabajaba para Mazda, El trabajo de Matano llamó la atención del equipo de Hall, y fue contratado como diseñador jefe de Mazda Norteamérica.
Cambiar el destino de Mazda
La primera gran misión en Mazda: diseñar un coche deportivo ligero, asequible, divertido y no necesariamente de alto rendimiento, en la línea de los deportivos ligeros británicos de los 60, como el Lotus Elan, que sirvió de principal fuente de inspiración. El resultado, el Mazda Concept Duo 101 de 1984, que cristalizó la visión de Hall y estableció las lineas maestras de uno delos modelos más importantes de la marca japonesa. Era el germen de un mito.
El coche finalmente se terminó llamando Miata, que en antiguo alemán significa “premio”, y se presentó en Chicago en 1989, con su icónica imagen final. Nadie podía vaticinar que se convertiría en el deportivo más vendido de la historia. El caso es que desde esa primera generación de MX-5, el concepto ha seguido vigente y rejuvenecido a lo largo de sus 4 iteraciones hasta la fecha durante 36 años. Y desde entonces hasta ahora, el núcleo del MX-5 siguen siendo las mismas premisas iniciales: ligereza, diversión y las sensaciones por encima de la velocidad.
Matano no sólo fue el responsable del MX-5, también de la tercera generación del Mazda RX-7, (FD), su versión más recordada, y de la segunda generación del MX-6, primo del Ford Probe, y que también se hizo un hueco entre los aficionados en los años 90. Incluso se atrevió con una versión coupé del Miata, el Miata M-Coupé Concept.
En 2024 se cumplieron 35 años del nacimiento del Miata, la obra más recordada de Matano y por la que pasará a la historia. En total se han vendido 1,2 millones de unidades, todas salidas de la planta de Mazda, en Hiroshima.
Mazda siempre en su corazón
Matano abandonó Mazda en 2002 para convertirse en el Director de la escuela de Diseño Industrial de San Francisco, puesto en el que permaneció hasta 2025. Aunque nunca dejó de ser el padre del MX-5, uno de los coches más importantes de finales del siglo XX.
Los fans de Mazda lo recordarán acudiendo a eventos y concentraciones con su MX-5 y RX-7 donde se dedicaba a firmar autógrafos en el capó de sus creaciones. Incluso aparece en el videojuego Gran Turismo 7 explicando la historia de su querido hijo, el pequeño Miata.
Con su muerte a los 76 años, se va uno de los diseñadores más importantes de finales del siglo XX, quizá sin tanto renombre como los grandes artistas italianos del diseño como Gandini o Giugiaro, pero sin duda el responsable de democratizar el coche deportivo a finales de los 80 y ser el artífice de una de las obras más importantes de la automoción japonesa y mundial, un icono global que consiguió ser un éxito en mercados tan dispares como el europeo, el japonés y el norteamericano, todo ello gracias a unas líneas muy fácilmente reconocibles. El secreto de un buen diseño.