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Primer contacto: Mercedes-Benz CLS – A la segunda va la vencida

En las primeras fotografías, la segunda generación del Mercedes CLS, el coupé de cuatro puertas de los de Stuttgart, no logró convencernos. Por este motivo, también consultamos con vosotros qué os parecía el nuevo modelo. El resultado de la encuesta en línea fue apretado, pero aun así claro.

Ahora, después de haber adquirido cierta experiencia con el CLS en circulación por carretera, de haber entrado en contacto físico con él y de haber disfrutado de él, no nos queda más remedio que cambiar nuestra opinión. El nuevo CLS es bonito. Tiene una fisionomía muy expresiva y un aspecto que destaca entre la multitud. Sin embargo, para que la zaga termine siendo de nuestro agrado aún necesitamos algo de tiempo, aunque todo llegará.

Técnica de primera calidad

Uno no necesita mucho tiempo para darse cuenta de que la técnica del nuevo CLS es excelente. Este Mercedes de casi cinco metros de longitud, que recurre principalmente a componentes imperceptibles de la Clase E, posee todas las modernidades que puede ofrecer un automóvil de clase superior, e incluso algo más.

Por este motivo, estaría fuera de lugar describir todos y cada uno de los doce sistemas de asistencia a la conducción de los que dispone (en parte de serie). Digamos simplemente que hay de todo y todo de lo mejor. Cabe mencionar, no obstante, el sistema de control activo de ángulos muertos, que devuelve suavemente al CLS a su carril en caso de que lo abandone de forma inadvertida y en el ángulo muerto detecte la presencia de otro usuario de la vía. El sistema de advertencia de cambio de carril utiliza la misma técnica, que interviene a través del programa electrónico de estabilidad (ESP), y cuyo precio asciende a 892 euros. También encontramos una dirección asistida electromecánica nueva, y por primera vez en un segmento superior a las Clases A y B, que poco a poco encontrará su lugar en todos los Mercedes. Aquí los ingenieros disfrutan de un mayor margen de maniobra para parametrizar la dirección, algo que han logrado con creces. Al girar el volante del CLS al conductor le invade una agradable sensación a Mercedes y, además, su técnica es directa y precisa.

Nuevos airbags

Al igual que en el caso del A7 Sportback, Mercedes ofrece de forma opcional (2.000 euros, en el caso del CLS 500 de serie) una suspensión neumática (Airmatic). Sin embargo, al igual que ocurre con el Audi, este sistema no nos convence en absoluto. La primera reacción de los muelles neumáticos es lenta y al conducir despacio su ligera agitación permanente y su tendencia a la vibración resultan algo molestas. En este caso, el sistema de suspensión convencional, que tuvimos el placer de probar durante la prueba, es sin duda la mejor opción. Con tal sólo pulsar un botón las ventajas de la suspensión neumática, la compensación de nivel y el incremento de la distancia al suelo, se complementan a la perfección para prestar sus servicios en los accesos a los garajes.

En el aspecto dinámico el CLS se encuentra por detrás del A7 Sportback. Sin embargo, Mercedes no tiene ningún problema con ello, puesto que su automóvil emana esa solidez y seriedad habituales que siempre han caracterizado al fabricante de automóviles de Stuttgart, a pesar de que alguna vez se hayan llegado a echar en falta en otros modelos de la casa. Mercedes es sinónimo de confort. La dinámica es algo que hacen otros, no siempre mejor, aunque con una tradición más larga. Si tenemos en cuenta que las carreteras están cada vez en peor estado, parece que el camino elegido por la casa Mercedes es el mejor.

¿Puede existir el lujo con cuatro cilindros?

En realidad, en el aspecto de la motorización no hay ninguna sorpresa. La expresión «en realidad» significa que a partir de marzo de 2010 Mercedes comercializará el CLS con el motor de cuatro cilindros y 2,1 litros. Sus 204 CV y su par motor de 500 Nm prometen desarrollar suficiente fuerza. Y la realidad demuestra que así es. Quien necesite más, miente. Sin embargo, la suavidad de marcha de este cuatro cilindros no parece encajar con tanta elegancia.

Siempre que uno conduzca a bajas revoluciones y en el cambio automático de siete velocidades esté seleccionada una marcha alta, el conductor no notará nada a excepción de un ligero sonido ronco. Sin embargo, en el momento que le exija más potencia, y por lo tanto, más revoluciones, se sorprenderá. El sonido del CLS 250 CDI es agudo, elevado y rasposo y su insonorización no es mucho mejor que la del C 250 CDI. Algo que resulta completamente aceptable para la Clase C, pero que no encaja en el segmento de lujo. La ventaja de los 250 es que según su consumo homologado tan sólo consumen 5,1 litros a los 100 km, es decir 0,1 litros menos que el económico A7 Sportback. Sin embargo, éste está equipado con un motor diésel V6 más suave y de igual potencia.

Por este motivo, la mejor opción es sin lugar a dudas el CLS 350 CDI que confía en el ya conocido propulsor V6 de 3 litros y que otorga al Mercedes la serenidad necesaria. Sus 265 CV y sus 620 Nm lo dicen todo y su marcha suave se sitúa a la altura de sus competidores. El CLS de casi 1,9 toneladas de peso acelera de 0 a 100 km/h en aproximadamente 6 segundos y su velocidad máxima está regulada a 250 km/h. Su consumo homologado asciende a tan sólo 6,0 litros.

Nuevos gasolina

No obstante, lo que nos resulta mucho más sorprendente es que el gasolina más pequeño hasta la fecha, el nuevo V6 de 3,5 litros y 306 CV, registra un consumo homologado 0,8 litros superior. Esto se debe sin duda a la función Start/Stop de la que disfrutará el 350 CDI a partir de marzo de 2011. El motor V6 estará disponible, al igual que el CLS 350 CDI, a partir de enero de 2011 con el típico sonido de un gutural Mercedes V6. Debido a su elevada compresión, al arrancar parece un diésel sumamente silencioso, aunque tan pronto como el CLS comienza a acelerar éste se desvanece. Por supuesto no llega a alcanzar la suavidad de marcha de la Serie 6 de BMW, aunque esto está condicionado por el sistema. Además, debido a su falta de sobrealimentación parece que le falta algo de presión en la zona baja de revoluciones.

Ésta sí la tiene el CLS 500. Este animal desarrolla un par motor de 600 Nm y 408 CV, lo que supone 1 CV más de lo que BMW es capaz de sacar de sus motores V8. El consumo de este inyección directa está cifrado en nueve litros, algo que no cambia nada del gorgoteo ronco de los motores V8 a bajas revoluciones. Incluso al detener el motor, este 4,7 litros no pierde nunca sobriedad. Sin embargo, y pese a su empeño, el V8 no muestra la respuesta directa ni la garra del antiguo motor de 5,5 litros. Al pisar de forma repentina el pedal del acelerador su fuerza extrema sale a relucir, no sin antes concederse un segundo de reflexión. Es entonces cuando en ocasiones las ruedas de atrás claman por una mayor adherencia, puesto que la tracción integral es opcional. Sin embargo, para el CLS 500 la recomendamos encarecidamente.

Más grande, más elegante y más bonito

Da igual el número de cilindros que se trabajen debajo del capó, ya que esto no afecta para nada al interior del vehículo. En este caso, Mercedes ha recurrido conscientemente a los puntos fuertes de su predecesor y ha logrado diseñar un salpicadero anguloso y elevado en altura. Éste está revestido por un material de imitación a piel con costuras reales agradable al tacto y con aspecto noble. Por motivos energéticos Mercedes ha prescindido en este ocasión de su salpicadero blando y acolchado tan apreciado. Según Harmut Sinkwitz, padre del diseño interior del CLS, la producción de este tipo de salpicaderos resulta sumamente costosa en términos energéticos y, en realidad, su calidad no es superior a la de la pieza montada en el CLS. Sin embargo, el CLS presenta algunos elementos que no se ajustan a su segmento de precio.  Las salidas de aire superiores de montaje fijo, el módulo de iluminación de techo, el soporte para bebidas trasero y el revestimiento de la columna de dirección. Huelga decir que el CLS no es barato, ni siquiera económico.

Tanto es así que la horquilla de precios comienza en unos 60.000 euros, precio que corresponde al CLS 250 CDI. Los modelos V6 ascienden a unos 64.000 euros, mientras que los V8 superan la cifra de los 80.000 euros. Al menos el equipamiento de serie es algo que sí nos convence. En este caso encontramos faros bixénon, nueve airbags, una versión básica del sistema Pre-Safe, un cambio automático de siete velocidades, un programador de velocidad y una radio CD con interfaz bluetooth. La imitación a piel «Artico» también está disponible de serie, algo que según Sinkwitz ha resultado ser todo un éxito en los EE.UU.

Sin embargo, aún queda espacio para cosas bonitas y útiles. Lo que resulta una vergüenza es que Mercedes continúe dejando en manos y en los bolsillos de los compradores la decisión sobre el depósito de combustible. El de 59 litros es «gratis», pero el de 80 litros cuesta 120 euros (de serie con los V8). Igual de vergonzoso resulta que la casa exija 200 euros por el sistema de limpiaparabrisas calefactable. Las nuevas luces tipo LED están disponibles por 1.773 euros, un juego de llantas bonito (las ruedas de serie son una verdadero atentado a la estética) no baja de 1.100 euros y el navegador tiene un precio mínimo de 1.500 euros. De esta forma, y como viene siendo habitual en esta casa bávara, el precio del CLS puede dispararse hasta límites insospechados que van más allá del bien y del mal, aunque esto siempre es una decisión personal.

Los que decidan comprase un CLS y todavía se preocupen por la oferta de espacio deberían decantarse directamente por la Clase E y continuar manteniendo su mente cuadriculada. A todos los demás les podemos decir que cuatro adultos pueden viajar sin problemas y de forma ostentosa en CLS, independientemente del asiento que le toque a cada uno.

Conclusión

El nuevo Mercedes CLS es más bonito de lo que parecía en las primeras fotografías. La imagen de conjunto es incluso más armónica y el interior más elegante y más amplio que antes. Los acabados rinden honor al precio, aunque en algunos casos los materiales no. ¿Resulta pedante? Con el precio que tiene se lo puede permitir.

La gama de motorizaciones será limitada en el momento de su lanzamiento al mercado, ya que tan sólo habrá disponibles propulsores V6. El 350 CDI será el que se lleve el gato al agua. Y con razón. Los que quieran un gasolina estarán contentos con el V6 y con el V8 mucho más todavía. El C 250 CDI deja tras de sí una sensación contradictoria. Su potencia resulta más que evidente, pero la presencia en todo momento de ese sonido del motor no parece armonizar mucho con la nobleza del CLS. Tenemos mucha curiosidad por saber qué opinarán los clientes.

*Nota: Los equipamientos y precios reflejados corresponden al mercado alemán.

¿Preparado para lo siguiente?

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