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Primer contacto: BMW i8 'Mirrorless' – El futuro será sin espejos

Contar con una buena visibilidad es uno de los primeros requisitos a la hora de considerar un vehículo como bueno. Y esto, a día de hoy, solo se consigue con espejos retrovisores, una amplia luna trasera y un puesto de conducción adecuado.

Sin embargo, factores como la estética o la aerodinámica están haciendo que cada vez existan más proyectos y soluciones para prescindir de los espejos retrovisores exteriores. Pero, ¿sería viable conducir sin ellos? ¿Cuál sería la mejor solución? BMW ya ha movido ficha al respecto… Lo primero que se pensó a este respecto fue utilizar retrovisores extensibles con una base telescópica, pero rápidamente se descartaron únicamente por un tema estético. BMW, en su apuesta tecnológica bajo la marca “i”, ha sido una de las primeras marcas en apostar por las cámaras como sustituto de los espejos. En AutoScout24 hemos tenido la suerte de probar esta innovadora tecnología a bordo del BMW i8, y éste ha sido el resultado…

Un nuevo hábito al volante

La primera impresión es sensacional. Estamos a los mandos de un coche que, en lugar de espejos, cuenta con unos cortos y estrechos brazos que sujetan una cámara en su extremo. Parece futurista, tanto o más que el coche donde vamos a probar esta tecnología. Sentados al volante, lo primero que nos llama la atención es que el espejo interior es mucho más grande de lo normal (300x75 mm). Lo curioso es que éste tampoco es un espejo como tal sino una pantalla que muestra la imagen resultante de sumar tres cámaras (dos laterales y la trasera).

Por poner un poco de contexto, hay que decir que en un BMW i8 la visión trasera está bastante limitada, así que el cambio que se pretende conseguir es mayúsculo con esta solución. Nuestra primera maniobra a bordo de este i8 consiste en incorporarnos a una autovía a través de la cual se abandona el centro de la ciudad de Las Vegas. A priori, esta tarea no tiene ninguna dificultad, pero aquí cometemos el primer fallo de costumbre, y es que la cabeza se va “como por arte de magia” a buscar el espejo del exterior cada vez que queremos cruzar una línea discontinua. Esto hace que nos sintamos un poco torpes al principio, pero enseguida entendemos la magia de este sistema: mirar a través de la pantalla retrovisor y sin mover un ápice la cabeza colocar la visión a media altura del parabrisas, es decir, a la carretera. La distracción ahora es mínima.

En esta pantalla vemos siempre centrada una silueta negra que simula ser el final de nuestro coche y una clara y amplia imagen de lo que ocurre a la izquierda, a la derecha y detrás de nosotros. De igual forma que ocurre en las cámaras de visión de 360 grados, esta también es una imagen creada a partir de la superposición de tres imágenes, donde los puntos muertos no existen y donde solo es necesaria una pequeña labor de acostumbrarse no a las nuevas distancias (que deberían ser las mismas que en real) sino a evitar cambiar de dirección la mirada a la hora de adelantar.

Visibilidad = seguridad

Si lo pensamos bien, todo reside en la costumbre de las cosas. Si no, ¿qué sería de nosotros hoy en día si nuestro coche no tuviera ningún tipo de ayuda electrónica? En el caso del sistema “mirrorless” de BMW, lo más importante que se consigue es la capacidad de anticiparnos a situaciones de peligro como por ejemplo la presencia de un ciclista o de una moto adelantándonos en un atasco. El sistema, como ocurre con los Park Assist actuales, también es capaz de dibujar guías adicionales a la hora de aparcar marcha atrás.

Es importante también entender que este “espejo” retrovisor no es solo un equipamiento dirigido al conductor (de hecho no está orientado hacia él) sino que también es un elemento de información para el copiloto, el cual puede participar ahora activamente en la conducción siguiendo el dicho de que “cuatro ojos ven más que dos”. Las cámaras situadas tanto en la parte trasera como en los laterales están protegidas por los denominados “Gorilla-Glass”, un mecanismo que puede calentar los espejos para evitar que se empañe o se congele en situaciones de frío extremo.

Y al final está el tema de la aerodinámica. BMW asegura que con esta solución se reduce un tres por ciento la resistencia aerodinámica, además de ruido en marcha entre otras cosas. Mucho o poco, lo verdaderamente importante es que es otro paso más para seguir mejorando en eficiencia, ahorro y seguridad.

Conclusión

Cuando la tecnología “mirrorless” llegue a los coches de producción (lo cual es todavía impensable aunque se habla ya de 2017 o 2018) es muy probable que se parezca poco a lo que hemos probado hoy en el CES de Las Vegas. Los retrovisores del futuro habrán sufrido para entonces mil evoluciones, cambios y mejoras, aunque la filosofía será la misma: aportar seguridad a la conducción. Hasta entonces, seguiremos disfrutando de esta tecnología tan solo en los prototipos.

¿Preparado para lo siguiente?

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