Si hay una marca generalista que ha sabido ganarse el corazón de los aficionados al motor, esa es Opel. Históricamente, la firma de Rüsselsheim es sinónimo de rallyes. Es imposible no pensar en el legendario Opel Kadett, en el Ascona 400 con el que Walter Röhrl arrebató el título mundial a los Audi Quattro en 1982, o en el robusto Opel Manta que reinó en África.

Sin embargo, la historia de Opel Motorsport tiene un capítulo dorado en los circuitos que a menudo se pasa por alto. Tras el éxito del Opel Calibra V6 en el ITC de 1996, la marca logró su última gran gesta internacional en el escenario más exigente del mundo: el Nordschleife. Esta es la historia de cómo el Opel Astra V8 Coupé ganó las 24 Horas de Nürburgring de 2003.

El regreso al DTM y el nacimiento del Astra V8

Con el cambio de milenio, el campeonato alemán de turismos (DTM) regresó a sus orígenes en el año 2000. El nuevo reglamento atrajo a los grandes fabricantes: Mercedes alineó su CLK, Audi apostó por el TT-R y Opel desarrolló una bestia basada en la silueta de su compacto deportivo: el Opel Astra Coupé V8.

El impacto fue inmediato. En su temporada de debut, el Astra V8 logró 8 victorias. El veterano Manuel Reuter, campeón con el Calibra en el 96, luchó hasta el final, logrando el subcampeonato frente al todopoderoso Bernd Schneider.

El éxito mediático fue tal que Opel presentó el Astra OPC X-Treme, un concepto que trasladaba la mecánica del DTM a un coche de calle con puertas de ala de gaviota. Aunque nunca llegó a producción masiva, cimentó la imagen deportiva de la marca en esa década.

2003: De la crisis en el DTM a la gloria en Nürburgring

A pesar del fuerte inicio, las temporadas 2001 y 2002 fueron un calvario técnico para Opel. En los circuitos cortos del DTM, sus coches eran superados consistentemente por la evolución tecnológica de Mercedes y Audi. Pero en 2003, la marca vio una oportunidad de redención.

Ese año, las 24 Horas de Nürburgring dieron un salto de calidad, profesionalizándose con la entrada masiva de equipos oficiales. Opel decidió jugar todas sus cartas en la resistencia, alineando el Astra V8 DTM bajo la estructura del Team Phoenix.

La competencia era feroz, probablemente la parrilla más dura vista hasta la fecha en el "Infierno Verde":

• Audi desplegó los TT-R oficiales del equipo Abt.

• BMW rescató el legendario BMW M3 GTR V8.

• Porsche compitió con los incombustibles 911 (996) GT3.

Así ganó el Opel Astra V8 en el Infierno Verde

Contra todo pronóstico, el coche que sufría en los sprints del DTM resultó ser una máquina perfecta para la resistencia. La fiabilidad del motor V8 de Opel y la puesta a punto del chasis fueron claves en una carrera de desgaste.

El equipo formado por Manuel Reuter, Timo Scheider, Marcel Tiemann y Volker Strycek impuso un ritmo demoledor. Mientras los M3 GTR y los TT-R sufrían problemas mecánicos o accidentes, el Astra Coupé rodaba sin fallos.

El resultado final fue aplastante: el Opel Astra V8 cruzó la meta como ganador absoluto, con una ventaja de 5 vueltas sobre el Audi TT-R (2º clasificado) y 6 vueltas sobre el Porsche 996 GT3 (3º).

Un hito histórico para Opel

Esta victoria tuvo un significado especial por dos motivos:

• Rompió la hegemonía americana: Opel acabó con el dominio del Dodge Viper, que había ganado tres de las cuatro ediciones anteriores.

• El último gran trofeo: fue la última victoria de un Opel V8 en competición de alto nivel.

El declive y el legado de Opel en competición

Lamentablemente, el éxito de Nürburgring no se tradujo en una recuperación en el DTM. En 2004, el nuevo Opel Vectra GTS V8 no logró mejorar los resultados del Astra, y la marca abandonó el campeonato alemán definitivamente en 2005.

Desde entonces, la presencia de la marca se ha limitado a copas de promoción y categorías inferiores de rally. Sin embargo, cada año, en las 24 Horas de Nürburgring, los aficionados todavía pueden ver al mítico Opel Manta "Foxtail" rodando por el Nordschleife, un recordatorio nostálgico de que, hubo un día en 2003, en el que Opel miró a los ojos a Porsche y BMW, y les ganó en su propia casa.