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Primer contacto: Gama 4x4 de Skoda – A-tracción total

Representan un amplio grueso de las ventas de Skoda. Las versiones 4x4 siguen sumando adeptos a la causa aventurera, respaldándose sobre todo en los dos nuevos SUV de la marca, Kodiaq y Karoq. Nos hemos desplazado hasta Lérida para probar y comprobar cómo se desenvuelven fuera del asfalto.

Hay quien todavía se resiste a ver a Skoda como una marca amante del campo. Bien es cierto que hablar de la checa es hacerlo de vehículos ruteros como el Octavia, el Superb o incluso el Fabia. Sin embargo, su tradición campera es muy extensa. No en vano, si hablamos del primer Skoda SUV tendremos que viajar en el tiempo hasta el año 1966, cuando apareció el Trekka, o lo que es lo mismo, el abuelo del actual Kodiaq.

En la actualidad, la gama de modelos de la checa está formada por 23 versiones con tracción total, ocho más que las 4x2, abarcando prácticamente todos los modelos salvo los Citigo, Fabia y Spaceback. Una gama que se ha incrementado en este último año y medio con la llegada de sus dos representantes más potentes: el Kodiaq y el Karoq. Una dupla protagonista que ha sido, precisamente la que nos hemos venido a probar a las carreteras y caminos de la región de Lérida.

Nuevas versiones

No vamos a entrar a detallar todas las virtudes que atesoran ambos modelos, dado que puedes leer las extensas pruebas que les hicimos a ambos vehículos hace tiempo. No obstante, el evento organizado por la marca sí ha servido para conocer las dos nuevas versiones que están disponibles desde ya en el Kodiaq: Sportline y Scout.

Al ser una ruta destinada al 4x4 y al campo, era de recibo que el actor principal de la prueba fuera el segundo de ellos. Una versión desarrollada con más cariño para el campo y que cuenta con un diseño ligeramente distinto al de los Kodiaq normales. Así, se perciben paragolpes de nuevo diseño, más robustos y afilados provocando que la longitud total crezca 1 centímetro (4,71 metros), llantas de aleación de 19 pulgadas, barras de techo cromadas, más superficies cromadas.

Del mismo modo, sus capacidades off road aumentan no solo gracias a la mayor altura libre al suelo, 194 mm, sino también a los mejorados ángulos de ataque y salida que presenta, con 19,1 y 16,4º, respectivamente. El conjunto exterior se completa con la inclusión de los faros delanteros Full LED y con el acceso sin llave Kessy Full.

De puertas para dentro, los elementos más destacados son los asientos tapizados en Alcántara, con calefacción para los delanteros, el pack LED de iluminación ambiental y, sobre todo, la posibilidad de montar nuevas molduras en imitación de madera que le otorgan un aspecto visual mucho más cuidado y de calidad. Todo ello sin obviar, claro está, el montaje de la tercera fila de asientos, consiguiendo así un siete plazas de lo más aventurero.

En cuanto a los motores disponibles, aparecen los gasolina 1.4 TSI de 150 CV y 2.0 TSI de 180 CV, así como el diésel 2.0 TDI con sus dos escalones de potencia, 150 y 190 CV. Ni que decir tiene que todos se combinan, de inicio, con la tracción total 4x4, mientras que en lo que respecta a las cajas de cambio, la manual de seis velocidades se oferta de serie en los dos de 150 CV y la DSG de siete en los dos más potentes, aunque también puede asociarse a los de acceso de manera opcional.

¡Al barro!

Pero aquí hemos venido a conocer cómo se desenvuelve por campo. Si bien la nueva estirpe de SUV ha provocado que el concepto off road se quede en un segundo plano, Skoda no le tiene miedo a nada, y por eso nos organizó una ruta de lo más variada. De hecho, gran parte de la misma discurrió por caminos no asfaltados.

A ‘lomos’ del Kodiaq Scout no hubo obstáculo que se interpusiera en nuestro camino. Combinado con el motor diésel más potente de la gama, los 190 CV y 400 Nm de par, disponibles desde las 1.750 rpm, mueven con soltura los 4,71 metros y 1.800 kilos de carrocería. Solo la caja de cambios automática se muestra algo perezosa al bajar de vueltas bruscamente, generando cierto retraso (el temido lag) cuando volvemos a hundir el pie en el acelerador en busca de mayor potencia.

Del que no hay dudas es del excelente trabajo que realiza el sistema de tracción total. El embrague Haldex de quinta generación se encarga de repartir de forma rápida y automática el par entre ambos ejes, mientras que el bloqueo electrónico del diferencial actúa más rápidamente. Con todo, no hemos dicho que llevamos activado el programa específico Offroad con el que el control de tracción y el ABS se vuelven más permisivos para dejar que las ruedas deslicen ligeramente. Además, activa el control de descenso de pendientes, con el que nos olvidaremos de frenar en las bajadas siempre y cuando no vayamos a más de 30 km/h.

Como decimos, no hay obstáculo que se atreva a ponerse por delante, las suspensiones trabajan perfectamente filtrando las muchísimas irregularidades del terreno (nuestra unidad equipaba la amortiguación de dureza variable DCC), y los mejorados ángulos nos permiten salvar cualquier obstáculo sin dificultad alguna. Únicamente el montaje de unos neumáticos poco dados a la aventura provoca cierto deslizamiento en las frenadas con tendencia al subviraje (se va de morro) al circular rápidamente y al sobreviraje (la trasera flota demasiado) en los giros más acusados. No obstante, por pista rápida somos capaces de rodar a velocidades muy altas, con una agilidad sorprendente y un gesto de felicidad casi perpetuo.

De vuelta al asfalto, las sensaciones son quizá mejores. Porque aunque el Kodiaq Scout nos haya impresionado en pista, lo cierto es que estamos ante un coche amante de la carretera, de devorar kilómetros sin inmutarse y de transmitir a sus ocupantes un alto grado de confort.

Si estás pensando en adquirir un Kodiaq Scout, debes saber que el rango de precios de esta nueva versión parte de los 32.500 € en los gasolina y los 34.000 € en los diésel, incluyendo en ambos un suculento descuento comercial de 5.710 y 6.360 €, respectivamente.

Pensando en el futuro

Skoda es una marca que sigue pensando en el mañana. Así, a finales de este año su oferta SUV se ampliará con la llegada de un nuevo integrante. Desarrollado a partir del prototipo Vision X, se situará por debajo del Karoq. Aún se desconoce el nombre, pero será el primo-hermano del actual SEAT Arona y del también futuro Volkswagen T-Cross, por lo que estamos hablando de un coche que no superará los 4,15 metros de largo.

Suponemos que carecerá de versiones 4x4 y que estará impulsado por los nuevos motores TSI y TDI, aunque viendo el propio Vision X, no se descarta la llegada de versiones alimentadas por Gas Natural Comprimido. Y es que lograr la máxima eficiencia es una de los objetivos de la marca. No en vano, para 2025 prevé tener en su gama 6 modelos 100% eléctricos y 4 con tecnología híbrida enchufable.

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