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Presentación: Honda CR-V – Ahora con tracción delantera

La cuarta generación del CR-V, el todocamino familiar de Honda, contará con una versión diésel más económica y ecológica a partir de noviembre.

Además de estrenar el motor tetracilíndrico de 1,6 litros empleado ya en el Civic, este japonés prescinde del sistema de tracción total, lo que hace que sea más ligero, más ecológico, menos sediento y más asequible. De hecho, aunque aún no hay precios oficiales, el CR-V 1.6 i-DTEC costará entre 3.500 y 4.000 euros menos que su hermano mayor de 2,2 litros. El primer Honda CR-V se lanzó al mercado en 1995 y, desde entonces, siempre había contado con tracción a las cuatro ruedas, inicialmente mediante un sistema de acoplamiento hidráulico y, desde esta cuarta generación, empleando un embrague Haldex. Pero esto es ya historia.

Hemos conducido el vehículo a lo largo de unos 130 kilómetros de carreteras –principalmente secundarias y sin apenas tramos de autopista– por los alrededores de Praga (República Checa). Inicialmente, teníamos serias dudas sobre si un motor tan pequeño podría mover con suficiente agilidad la masa del CR-V, pero el 1.6 de 120 CV y 300 Nm nos ha sorprendido positivamente, como ya lo hizo el 1.6 dCi del Nissan Qashqai, que es uno de sus principales rivales.

El motor fue estrenado hace un año por el Civic. Construido en aluminio, presume de ser 47 kilos más ligero que el 2.2 y de contar con logros técnicos como las paredes del bloque más delgadas (8 mm en lugar de los 9 mm del 2.2), pistones más ligeros y un turbocompresor de baja inercia gestionado electrónicamente que podemos afirmar que funciona muy bien, ya que empuja con mucha suavidad y contundencia desde el momento en que el cuentarrevoluciones marca 1.500 vueltas.

Este motor, colocado en posición transversal, transmite el par a las ruedas delanteras. Para ello, va acoplado a un cambio de marchas manual de seis velocidades en todas las versiones, que tiene un selector preciso que además queda cerca del volante. Con esta configuración mecánica, el CR-V no es un todocamino, sino un turismo familiar con una carrocería alta. Quien necesite la motricidad adicional que proporciona la tracción total o quiera el confort propio del cambio automático, los encontrará en otras versiones del CR-V; no con el motor 1.6. Lo que no encontraremos en sus hermanos mayores es un consumo homologado de 4,5 litros cada 100 kilómetros, consumo al que nos acercamos bastante durante la ruta –según el ordenador de a bordo–.

Más ágil que el 2.2

En carretera, el vehículo se siente ágil, más que el 2.2. Entra en las curvas con facilidad y reacciona bien a las órdenes del volante, aunque la dirección tiene un tacto muy eléctrico. Los responsables de Honda nos indican que han logrado reducir el peso en 116 kilos debido a la ya comentada mayor ligereza del motor, de la transmisión –la caja de cambios es siete kilos más ligera, mientras que desaparecen el árbol de transmisión, el conjunto de embrague interaxial de discos y diferencial trasero, así como los palieres de este eje– y también debido a "ajustes en el chasis", entre ellos una nueva barra estabilizadora trasera. Las suspensiones han sido adaptadas al menor peso y, por lo que pudimos experimentar, cuentan con una puesta a punto agradable, ni demasiado firme, ni demasiado blanda, aunque sobre carreteras con muchas pequeñas ondulaciones no nos han parecido muy cómodas, porque da la sensación de que los amortiguadores no consiguen frenar suficientemente el rebote de los muelles, y a estos se les acumula el trabajo.

Hay que aclarar que nosotros condujimos una unidad dotada de neumáticos 225/65-17, que son los que se montan con los acabados Comfort y Elegance, mientras que los más equipados Lifestyle calzan 225/60-18, que tienen 11 milímetros menos de perfil. Curiosamente, este cambio de neumático es suficiente para que las emisiones del CR-V 1.6 i-DTEC superen los 119 gramos de CO2 por kilómetro, lo que hará que, aparte del precio extra del equipamiento adicional, esta versión tenga que soportar un 5% de impuesto de matriculación, mientras que los dos acabados inferiores quedan exentos.

Por todo ello, Honda espera matricular hasta 4.000 unidades del CR-V a lo largo de un año completo, de las cuales un 60% (2.400) correspondería al nuevo 1.6. Este dato supondría prácticamente doblar el número de unidades matriculadas en 2012 (2.018 vehículos) y situaría el CR-V en el mismo nivel de ventas del Citroën C5 o el –Skoda Octavia, pero aún lejos del Nissan Qashqai, que logra registros similares... solo con su versión de siete plazas.

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