Los de Hiroshima nos han mostrado por primera vez y de manera oficial su nueva punta de lanza, el nuevo Mazda CX-60 que debuta como el primer híbrido enchufable en la historia de la marca y que, además, llegará pronto con otras opciones mecánicas muy interesantes para los más puristas.
Hablamos de un SUV de tamaño grande (4,7 metros de longitud y 2,8 metros de batalla) que se sitúa por encima del CX-5 como el modelo más familiar y refinado del catálogo nipón.
En cuanto a diseño, si bien es cierto que adopta rasgos del recientemente renovado CX-5, también incorpora novedades como las lamas verticales -en lugar de horizontales- que constituyen la parrilla, el mayor número de entradas de aire frontales o la moldura que viste las aletas delanteras con la inscripción "PHEV."
Un interior de categoría
No obstante, los cambios más reseñables los encontramos en el interior. Como es tradición en Mazda, los diseñadores se han inspirado en la cultura japonesa y han trasladado al habitáculo conceptos como el Kaichô, que es la mezcla de distintos materiales y texturas para generar un punto de irregularidad combinando madera de arce, cuero Nappa tejidos japoneses y detalles cromados.
También están presente el Musubu o el arte de anudar y conectar, que ha servido de inspiración para los detalles de las costuras del panel del salpicadero, el Hacho con molduras en madera de arce o la técnica de costura Kakenui.
El primer CX-60 llegará, como decimos, con una mecánica híbrida enchufable que combina el conocido 2.5 Skyactiv-G con un motor eléctrico de 100 kW para generar hasta 327 CV de potencia máxima y 500 Nm de par. La batería de 17,8 kWh de capacidad dará para unos 63 km de autonomía, siempre y cuando no se rebasen los 100 km/h de velocidad. Además, se podrá cargar en apenas 4 horas con un cargador compatible con la red eléctrica de 220-240 V.
Más tarde será el turno de dar la bienvenida a otras versiones diésel y gasolina que montarán motores de seis cilindros en línea... ¡casi nada!