La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 (comúnmente denominado coronavirus) ha afectado a todos los sectores de la economía y, particularmente, al sector de la automoción. Concesionarios, compraventas, talleres e ITV han tenido que cerrar durante el estado de alarma. En el caso de las Inspecciones Técnicas de Vehículos, al no ser considerados como actividades esenciales, todas las empresas han tenido que ver interrumpido por completo sus servicios. En el caso de los usuarios, dicho cierre les permitió tener una moratoria en sus plazos de la inspección, pudiendo circular con la ITV caducada.
Pero ahora, tras dos meses de confinamiento y con las primeras fases de la desescalada en marcha, muchas son las empresas de ITV que ya tienen todo preparado para abrir. Eso sí, solo lo podrán hacer en aquellas provincias o regiones en las que hayan pasado a la Fase 1 de la desescalada (iniciada el pasado 11 de mayo) siempre y cuando sus instalaciones tengan una superficie mayor de los 400 m2.
Medidas a tomar por todos
La duda surge ahora en saber qué panorama se encontrarán tanto los trabajadores de las propias ITV como aquellos usuarios que tengan que pasar la inspección. Tras el parón de dos meses, muchos son los vehículos que han acumulado retraso y que se sumarán a los vehículos cuyas ITV estén a punto de caducar. Por tanto, el escenario que uno dibuja en su mente tiene mucho que ver con grandes aglomeraciones de vehículos y largos tiempos de espera.
Sin embargo, algunas empresas como Itevelsa, que ya ha abierto gran parte de las 89 estaciones que tiene repartidas por España, ya han aconsejado que efectúen la compra online, que hagan el pago con tarjeta en lugar de efectivo y, sobre todo, han recordado la obligación de programar la cita previa a través de su página web. Medidas que son extrapolables al resto de Inspecciones Técnicas con el objetivo de evitar unas comentadas aglomeraciones que puedan poner en riesgo la salud de los trabajadores allí presentes.
El gran problema que podemos encontrarnos es que las ITV dependen directamente del Ministerio de Industria, siendo este el que ha de establecer cuáles son los protocolos a realizar y cuál es la orden para que los conductores puedan pasar el ‘examen’ con orden, dando quizá prioridad a todos aquellos vehículos que la tengan ya caducada.
En cuanto a la seguridad de los trabajadores, las empresas tomarán las medidas pertinentes. Los empleados irán provistos de los elementos de protección adecuados y previamente establecidos, además de extremar las medidas higiénicas generales que venimos practicando todos: lavado de manos de manera frecuente y evitar tocarse ojos, nariz y boca. Se facilitará el mantenimiento de la distancia de seguridad tanto entre compañeros como con clientes, y se utilizarán los elementos de protección personal donde sea necesario.
Igualmente, se deberían ofrecer elementos de protección de uso obligatorio, tales como __guantes desechables, dispensadores de gel hidroalcohólico__… Además, cada estación de ITV tendrá una limitación de aforo en sus oficinas para guardar la distancia de seguridad obligatoria entre sus clientes. Por último, se insta a los clientes a que en cada vehículo solo viaje el conductor, yendo a la estación con fecha y hora asignadas.
